determinismo

El determinismo pretende mostrar que los sucesos históricos a gran escala no pueden salirse de un curso específico que apunta en un sentido igualmente específico: el Imperio Romano había de disolverse, la sociedad industrial había de nacer en Inglaterra, el Imperio Chino había de anquilosarse. Estos hechos obedecen a causas, e investigar estas causas necesarias podría incluso proporcionarnos enseñanzas prácticas a la hora de afrontar un futuro que se regirá igualmente por causas necesarias. Aquí no se pretende negar cierto determinismo. Muy al contrario, la doctrina nazi estaba condenada, como el comunismo soviético, a acabar siendo barrida del curso histórico (aunque recordemos que la debacle del comunismo soviético al final del siglo XX no fue prevista por nadie) y todo parece indicar que sí existe un curso de desarrollo histórico que apunta a la instauración gradual de mayores controles de la violencia social que permitan una cooperación humana más eficiente para el beneficio del mayor número posible de individuos. Evidentemente, la ideología nazi cumplía estos requisitos todavía menos que el marxismo soviético ya que, al basarse en una doctrina racial, la mayor parte de la humanidad habría debido de verse necesariamente perjudicada por el dominio de la supuesta raza superior. Pero donde el determinismo histórico sí se equivoca lastimosamente es en el tratamiento mítico dado a la Segunda Guerra Mundial con posterioridad a 1945. No solo en obras de ficción escritas o audiovisuales, sino también en libros de historia, se nos muestra el resultado final de la guerra –la dramática derrota de Hitler y sus aliados japoneses- como una especie de western, donde los buenos derrotan a los malos gracias a su habilidad con las armas. Es como si pretendiesen tranquilizarnos demostrándonos que los malvados, por serlo tanto, están incapacitados para ganar las guerras. Se nos pretende convencer de esto arguyendo complicados razonamientos sobre economía, política u organización administrativa. Esto es absurdo. Hitler pudo ganar. Pudo ganar incluso cuando ya estaba en guerra, a la vez, contra la Unión Soviética, los Estados Unidos y el Imperio Británico, y, de hecho, es sorprendente que no ganara. Una sociedad totalitaria y militarista como la de la Alemania nazi poseía los medios suficientes para alcanzar ese triunfo y, si no fue así, se debió única y exclusivamente a la pura casualidad de que un solo hombre no tomó en un determinado momento una sola y lógica decisión; esta decisión habría sido de tipo meramente militar, estratégico, en absoluto afectada por la ideología ni por las condiciones económicas y sociales. El nazismo, por supuesto, hubiera acabado fracasando, pero no tal como sucedió en realidad, al cabo de una especie de gran espectáculo bélico en el cual los justos vencieron a los malvados. El bien se impone al mal, sí, muy probablemente, pero la guerra es un terreno para el cual el mal, a veces, está mejor cualificado. Es un hecho que, de todas formas, fue la Unión Soviética, un régimen tan totalitario y casi tan maligno como el III Reich, quien acabó derrotando a la Alemania nazi (y aquí no es el lugar para discutir si hubieran podido hacerlo sin ayuda). El relato que extensamente se presenta en este espacio comienza, pues, con la toma por Hitler de una sola decisión concerniente a una determinada iniciativa estratégica de tipo militar (esencialmente, cerrar el Mediterráneo con el fin de que la flota italiana entre en el Mar Negro). Es conveniente seguir el relato desde el principio con ayuda del Índice, y para su comprensión más exacta es preciso informarse lo mejor posible acerca de los sucesos de la historia militar de la guerra. Se acompañan los episodios de una Cronología, donde se diferencia lo real de lo ficticio, y se aportan algunos links útiles (la Wikipedia es muy completa y contiene pocos errores). La historia militar abarca cuestiones sociales, políticas y económicas (incluso geográficas), así que puede resultar también instructivo en muchos otros aspectos. Cuenta, asimismo, con un componente lúdico… y este mismo componente lúdico conlleva las correspondientes implicaciones psicológicas y sociales.

jueves, 20 de marzo de 2014

11. Rommel en Egipto

  A finales de septiembre de 1942, tras tres meses de asedio, la fortaleza de Gibraltar ya no cuenta con ninguna batería artillera operativa y sigue siendo bombardeada sistemáticamente desde tierra y desde el aire. En el otro extremo del Mediterráneo, Rommel ha comenzado sus preparativos para cruzar el canal de Suez, aunque no le mandan tanques nuevos ni mucho armamento moderno y el dominio aéreo enemigo desde Palestina se incrementa día a día. Cambiar eso dependerá de que se finalice la campaña en el Mar Negro y que entonces comiencen a derivarse hacia Egipto más recursos militares, particularmente de la Luftwaffe.



  El gran puerto de Alejandría, gravemente dañado por los británicos en su retirada, está en pleno funcionamiento (otros muchos puertos egipcios menos importantes también lo están), las divisiones alemanas han cubierto sus bajas de la pasada batalla y se están haciendo grandes progresos con el adiestramiento del ejército egipcio, que ya cuenta con diez divisiones operativas, una de ellas mecanizada a costa del botín de tanques hecho a los británicos. Algunos jóvenes oficiales egipcios, de poco más de veinte años, como Nasser y Sadat, en quienes los instructores alemanes han visto buenas cualidades, han sido ascendidos y puestos al mando de batallones y regimientos. En la medida de lo posible, Rommel quiere evitar que al ejército egipcio le pase lo que al italiano: que los altos oficiales ineptos acaparen puestos de responsabilidad, así que considera mejor instruir a los oficiales jóvenes por oficiales alemanes y ascenderlos rápidamente. A los oficiales egipcios más veteranos claramente inoperantes se les ofrecen cargos políticos y sinecuras donde no van a dar problemas, y puesto que el ejército egipcio original era bastante pequeño, deshacerse de estos oficiales veteranos no parece difícil. A nivel político, tras la derrota británica, el rey Farouk repuso en el poder al primer ministro Ali Maher, al que los británicos habían forzado a renunciar. Se mantiene el parlamento y una coalición de los principales partidos (Ittihad, Wafd...), sin que de momento surja un movimiento unificador de índole fascista. Hay problemas de escasez y de orden público, pero la fuerza alemana es respetada y el nacionalismo árabe sigue siendo aliado del Eje. Ha comenzado también la salida de trabajadores hacia Europa, lo que se espera que contribuya a la mejora económica.

   Rommel ha vuelto de Alemania donde, con su hazaña de cerrar el Mediterráneo, se ha convertido en el gran héroe del momento (esto es importante para la propaganda). Ha conferenciado con Hitler a menudo y ha sentido los celos de los otros generales. También ha disfrutado de unas buenas vacaciones y de un poco de tratamiento médico, pero ahora está muy restablecido, sobre todo porque se encuentra confortablemente instalado en El Cairo y acompañado por su esposa.

  Se le ofrecieron otros importantes mandos fuera de África, el que quisiese, pero, naturalmente, él decidió quedarse con su Panzer Armee Afrika. El Estado Mayor no es lo suyo, y no cree estar más capacitado que la mayoría de los oficiales de su rango que sirven en Rusia.

  Su misión ahora es preparar el cruce del canal de Suez, la conquista de Jerusalén y, prácticamente, acabar la guerra para la Navidad de 1942. Ése es el objetivo que le comunicaron Hitler y los demás jerarcas nazis.

  En una conferencia que ha tenido lugar en Vinnitsa, Ucrania, poco antes del regreso de Rommel a Egipto y ya no en presencia del Führer, los otros grandes generales del frente ruso, sin embargo, no se mostraron tan convencidos de que pudiese conseguirse que el fin de la guerra llegase tan pronto. Allí Rommel pudo hablar con Manstein, con Kluge, con Weichs, con List, con Bock… 

  El plan para el verano de 1942 ("Fall Blau"), todo el mundo lo sabe, consiste en completar la conquista de la costa del Mar Negro hasta la frontera turca, incluyendo Crimea, y a finales de octubre, a más tardar, se conquistaría Leningrado y Stalingrado. Seguirá la ocupación de todo el Cáucaso, hasta el Caspio y la desembocadura del Volga. Entonces, el último acto lo ejecutaría Rommel, cruzando el canal de Suez, alcanzando la frontera turca también y después hacia el Golfo Pérsico con el apoyo de los turcos, que entrarían entonces en guerra (si no lo hubieran hecho ya antes). Aparte de con el apoyo de los turcos, también iba a contar con la ayuda de un ejército de montaña alemán fogueado en la campaña del Cáucaso que marcharía desde Bakú, y con la ayuda de una rebelión árabe y de un avance de los japoneses desde Birmania hasta Bengala, todo lo cual provocaría el abandono del ejército indio aliado. El Imperio británico se derrumbaría y todo acabaría antes de que los Estados Unidos pudieran hacer una contribución estimable al esfuerzo bélico. 

  Ése es el plan, pero ya a primeros de septiembre se percibe la dureza de la resistencia soviética. Si bien la conquista de la costa del Mar Negro, ciertamente, es cosa segura, gracias al dominio marítimo, todo lo demás no parece fácil.

  De todas formas, Rommel no es pesimista y ha regresado a Egipto con esperanzas de que podrá llevar a cabo el esperado último movimiento: cruzar el canal y emprender la ofensiva final probablemente a primeros de diciembre de 1942. Para entonces podrá contar con el cuerpo anfibio y toda la flota italiana y, sobre todo, con suficiente apoyo aéreo. El apoyo aéreo, empieza a darse cuenta, es el factor que podría fallar…

   En septiembre de 1942 es la aviación británica la que tiene la supremacía sobre el cielo egipcio, y la cosa parece ir todavía a peor. Procedentes de sus aeródromos en Palestina y Sudán, los Spitfire y los Hurricane tienen acorralados a los aparatos de la Luftwaffe y la Regia Aeronautica. La campaña del frente ruso y la defensa contra los bombardeos de las ciudades alemanas (mil bombarderos británicos sobre Colonia mientras Rommel conquistaba Egipto) acaparan a las mejores unidades de caza alemanas. Esto inquieta a Rommel, ¿no están ellos ganando la guerra en todos los frentes?, ¿por qué la Luftwaffe es tan comparativamente débil?

   También parece extraño el duro racionamiento que sufre la población civil alemana y que el mariscal ha podido constatar durante su gloriosa estancia en Europa. Es verdad que, con tantas victorias, la gente lo soporta bien y aceptan las explicaciones de que “hay que mandar algo de alimentos” a los españoles y egipcios, pero en cualquier caso, todo esto demuestra que la superioridad alemana es de tipo estrictamente militar o, todavía más estrictamente: superioridad en las batallas terrestres. Ser dueños de toda Europa y el Mediterráneo (porque ahora está cerrado) no da la superioridad económica ni la superioridad aeronaval, tan relacionados con el poder industrial. Ambas siguen estando en manos de Estados Unidos, que mucho antes de la entrada en la guerra ha comenzado a enviar masivamente suministros a los enemigos de Alemania.

  Por supuesto, eso cambiará cuando los del Eje exploten los recursos económicos recién conquistados. Pero eso puede llevar años. ¿Se están enfrentando entonces a una guerra mucho más larga de lo que se quiere reconocer?

   A Rommel y a su esposa, en el lujoso hotel "Adolf Hitler" (antes "Shepheard´s") de El Cairo, desde luego no les falta de nada, viven como príncipes y, de hecho, a veces cenan con el joven rey Faruk de Egipto, aunque Rommel, por supuesto, pasa más tiempo con sus hombres, los hombres de las siete divisiones alemanas que componen el Panzer Armee Afrika, que pronto se llamará el Panzer Armee Asien… cuando crucen el canal.

  A Rommel le han mandado pocos reemplazos de tropa y ningún tanque. Todo hace falta en Rusia ahora y África es la última prioridad. Los mecánicos del PAA han reparado casi todos sus tanques dañados en la conquista de Egipto, y se ha sustituido a los pocos que eran irreparables con tanques “Grant” capturados a los británicos. Aún le han sobrado otros trescientos tanques capturados y en buen uso que ha cedido, en su mayor parte, a los italianos, y otros pocos a los egipcios e incluso a los franceses (enviados a través del Mediterráneo, ya que los petainistas están formando una división blindada “experimental” de voluntarios, destinada al frente ruso). También aprovecha los camiones capturados al enemigo. En el Delta hay algunas fábricas y las están usando a fin de producir repuestos para estos vehículos.

  En el Delta está también el ejército egipcio. A Rommel se le ocurre que, para diciembre, logrará que la infantería egipcia le rinda, al menos, como la infantería italiana le rindió el año anterior... y espera que, en adelante, la infantería italiana rendirá como la infantería francesa rindió en el verano de 1940. Rommel es un buen adiestrador de hombres.

  A nivel político, el idealismo pan-árabe parece estar haciendo algún efecto también fuera de Egipto, y Amin el Huseini, muftí de Jerusalén y líder de los palestinos árabes, es un buen propagandista y agitador para los pueblos al otro lado del Canal, donde, supuestamente, se espera a Rommel como si se tratase del arcángel Gabriel.

                              Amin el Husseini, líder árabe palestino aliado del Eje

   Lo más importante a nivel militar parecen ser las ambiciones personales de los jóvenes nativos. Los egipcios son pobrísimos y luchar en el ejército de Rommel les atrae aunque la paga sea escasa desde un punto de vista europeo. Sin embargo, también pueden impacientarse si la ocupación alemana y las penurias derivadas de la guerra se prolongan. 

  Rommel no se ocupa mucho de los asuntos civiles. Cuando se fue a Florencia con Mussolini dejó al general Crüwell a cargo del PAA y a diversos expertos nazis en el mundo árabe como asesores y diplomáticos. Solo sabe que Hitler tiene claro que en Egipto hay que apoyar al más fuerte. Y el más fuerte es el general Al-Masri, jefe del ejército egipcio. 

  Por cierto que, durante los más de dos meses que Rommel ha estado en Europa, los SS se han encargado de hacer desaparecer a la mayor parte de los judíos egipcios. También se han tomado medidas contra los griegos de Alejandría, y los coptos cristianos están bajo sospecha. Todo eso favorece a los nacionalistas musulmanes puesto que permite recompensarlos con el consiguiente expolio de las minorías perseguidas. Dada la penuria económica en el Delta, todo lo que sea conseguir fuertes apoyos es conveniente, incluido el crear nuevas élites de arribistas y explotadores. De entre la gran mayoría de árabes musulmanes egipcios, nadie echa de menos a los ingleses, y en cuanto a las ofertas de trabajo en Alemania, tampoco faltan voluntarios entre los habitantes del Delta. El problema es transportarlos hasta los puertos europeos. Los italianos pueden mandar algunos transatlánticos capaces de amontonar hasta diez mil peones egipcios por viaje, aunque aún persiste el peligro aéreo e incluso submarino por parte del enemigo que se mantiene en el Mediterráneo oriental. En el momento de la toma del canal de Suez, la Mediterranean Fleet británica, replegada a los puertos de Levante (Haifa y Beirut, sobre todo) se limitaba a doce submarinos y diecisiete cruceros y destructores. Casi cada mes, los submarinos, aviones, destructores y campos de minas del Eje "borran" a alguno de ellos, pero hasta que queden liquidados todos hacen daño a los transportes y exigen formar convoyes de escolta. Evidentemente, tiene que ser el PAA el que acabe con ese estado de cosas, conquistando lo que queda de la costa mediterránea.

  Si bien no ha recibido tanques, Rommel, al menos, sí ha recibido artillería: los italianos están desmantelando todas sus baterías de defensa costera, ahora inútiles dado que el Mediterráneo es prácticamente un lago, y todas las piezas artilleras costeras que no se están mandando a España, se mandan a Egipto. Rommel ha situado buenas baterías navales en la entrada del Golfo de Suez, puesto que los británicos dominan el Mar Rojo, pero las de menor calibre las sitúa en el mismo canal: las usará para la salida a través de él cuando le toque cruzar. Discute con los ingenieros acerca de cómo se hará el salto. El canal de Suez no es muy diferente a un gran río europeo.

  Los italianos casi no están presentes en el Delta. Sus aviadores son útiles, dada la cortedad de los medios de la Luftwaffe, y, por supuesto, hay bastantes artilleros italianos que se hacen cargo de sus baterías recién instaladas, pero las diez divisiones móviles veteranas de las campañas de Libia han comenzado su propia aventura Nilo arriba para recuperar el Imperio en África Oriental que se perdió durante la primavera de 1941. Cuentan con el Nilo y el ferrocarril británico para apoyar la logística de su avance y están forzando a los británicos a constituir otro ejército en Sudán, lo que siempre es conveniente para los alemanes en cuanto a que dispersa la fuerza del enemigo. Los italianos, de momento, no avanzan mucho, pero Rommel espera que hayan aprendido lo suficiente ahora como para que no sufran un nuevo desastre (con todo, ha tenido que diseñar un plan de contingencia al respecto, por si acaso). A final del verano, en septiembre de 1942, los italianos se encuentran al sur de Aswan, todavía dentro de los límites de Egipto.




  Cuando Rommel cruce el canal lo hará con las cuatro divisiones Panzer con las que conquistó Egipto, las 15, 21, 22 y 23, y con tres divisiones de infantería móvil: las 28, 90 y 164 (esta última, desplazada desde Creta, donde ya no quedan más alemanes que algunos aviadores y marinos). Espera contar, para cuando llegue el momento, con dos cuerpos de infantería egipcios, unos ochenta mil fusileros lo suficientemente instruidos y armados. Y, sobre todo, espera contar con las tres divisiones anfibias germano-italianas desembarcando en algún punto de la costa de Palestina, con el respaldo de los cañones de la flota italiana (quizá también con el de una fuerza paracaidista). Hay mucho trabajo por hacer hasta entonces. Aunque dispondrá de suministros navales mientras avance a lo largo de la costa, gracias a las Motozattere (lanchas de desembarco), también tendrá que transportar todos los camiones que pueda, porque se intentará alcanzar el Golfo Pérsico cuanto antes. Eso sí, el PAA no va a recibir más vehículos: tienen que utilizar el botín capturado y sacar partido del nada desdeñable parque móvil que se le envió en la primavera pasada para la conquista de Egipto. Lo complicado será organizar la salida de todo este material a través de las cabezas de puente que pueda establecer al otro lado del canal de Suez.

  Del enemigo, Rommel sabe poco. Están recibiendo mucho material, muchas armas americanas, y divisiones nuevas. La ayuda americana se hace notar a todos los niveles. También tienen un nuevo general inglés al mando. Desde luego, Rommel no espera que lo ataquen. Él atacará.

  En estas fechas, a finales de septiembre, una tarde, tras otra aburrida cena con el rey egipcio el día anterior y tras pasar toda la mañana siguiente supervisando el adiestramiento de sus fuerzas alemanas y egipcias, el mariscal de Egipto recibe la visita del general Jodl, el jefe de operaciones de la Wehrmacht. Toman un té en una discreta reunión privada en las suntuosas habitaciones del hotel "Adolf Hitler" de El Cairo.

  Jodl también duda de que la guerra acabe en Navidad. Ya se ha alcanzado la frontera turca en Batumi, en el Mar Negro, pero recién ha terminado la limpieza de Crimea, y los rusos siguen resistiendo duramente en el interior de su inmenso país. Si para finales de octubre no han caído Leningrado y Stalingrado, es probable que haya un retraso. Y los turcos siguen sin adherirse al Eje.

  Rommel sabe que sin una fuerte concentración aérea no puede cruzar el canal… No entiende por qué el enemigo es tan superior en ese aspecto. Jodl comenta que Milch y Goering están impulsando la fabricación de más aviones y el entrenamiento de más pilotos (incluso algunos pilotos egipcios), pero que ese proyecto es más con miras a lo que pueda pasar en 1944 y no dará lugar a ningún cambio espectacular para 1943 (haya paz o guerra, la Luftwaffe tiene que expandirse para abarcar las inmensidades que va a alcanzar el III Reich futuro). Hasta entonces solo podrá contarse con apoyo aéreo en las ofensivas a costa de concentrar toda la fuerza disponible en un solo punto. Es decir: no pueden emprenderse ofensivas simultáneas en frentes muy alejados debido a la escasez de apoyo aéreo. Y eso cuenta también para 1943 si la guerra, como parece, se va a prolongar a ese año. 

  A que esto se supere en 1944 (según las previsiones más realistas) ayudará el petróleo del Cáucaso, y Jodl pregunta, de paso, cómo va la explotación del campo petrolífero de Hurghada, al sur de Suez. Rommel informa de que los ingenieros creen que para fin de año podrá rendir cincuenta mil toneladas mensuales de crudo, lo que no está mal (es una cuarta parte de lo que rinden los yacimientos de Rumanía).

  El mariscal de Egipto pregunta también por la Inteligencia. ¿Qué hace el 8 ejército de Montgomery en el Sinaí?, ¿cuántos tanques americanos ha recibido?, ¿es cierto que cuenta con una división norteamericana completa integrada en su ejército británico? Los informes del general Jodl dan una respuesta más bien afirmativa: los británicos no han perdido el ánimo y se están fortaleciendo día a día con ayuda americana.

  Y el puerto de Aquaba está a pleno rendimiento, lo que permite que las tropas del 8 ejército británico en Palestina reciban suministros en buena cantidad. Este puerto es el único que tienen en el Mar Rojo oriental, al sur de Palestina, y, aunque tendría que ser muy vulnerable a cualquier bloqueo desde Egipto, la superioridad aeronaval enemiga les permite mantenerlo operativo de momento.
















 

    Por primera vez, Rommel sospecha que Montgomery, el nuevo jefe del 8 ejército, podría hacer algo. Un ataque disuasorio tal vez…

     Es a partir de esta visita que comienza a diseñarse en el Egipto del Eje una estrategia también defensiva. 
  
  Si los británicos siguen recibiendo refuerzos y ellos apenas reciben nada debido a las prioridades del frente ruso, entonces no sería impensable un intento aliado de recuperar Egipto. En cierto modo, Egipto puede considerarse cercado entre el 8 ejército británico en el Sinaí y el igualmente británico ejército del Sudan en el sur. Y su poder aéreo, aún más importante en una guerra en tal escenario, no hace más que aumentar.

  En el plan defensivo de Rommel, éste cuenta con numerosas baterías artilleras italianas, con una buena red de ferrocarriles en el Delta que le permite una gran disponibilidad de sus fuerzas móviles y con un ejército egipcio que va mejorando poco a poco bajo la supervisión de los oficiales alemanes. Incluso el ejército italiano parece haber mejorado. No en todo favorece el paso del tiempo al enemigo.

  ¿Cuál puede ser el objetivo británico en un ataque desde el otro lado del Canal? 

  Quizá la mejor opción sea Suez. El gran puerto a la entrada del canal por el Mar Rojo está rodeado de desierto y es vulnerable a un ataque desde el mar por la poderosa Royal Navy si primero se realiza un asalto a las posiciones del Eje a la entrada del Golfo de Suez. Además, Rommel está preparando en el puerto de Suez un grupo naval germano-italiano con minadores, lanchas torpederas y pequeños submarinos, todo transportado por tren desde Alejandría hasta Suez pasando por El Cairo. Con ello esperan bloquear el puerto palestino de Aquaba en el Mar Rojo. Los británicos tienen que saber esto y tratarán de impedirlo.

  Con dificultad, la Inteligencia militar alemana confirma que el 8 ejército está construyendo carreteras en el Sinaí para transportar tropas a través del desierto, a lo largo de todo el lado oriental del canal de Suez.

  Así pues, durante el mes de octubre, mientras en Rusia no terminan de caer ni Stalingrado, ni Leningrado, ni el Cáucaso, Rommel organiza la defensa de Suez, de Ismailía y de la entrada al golfo de Suez, un poco al norte de los campos petrolíferos de Hurghada.

  Al otro lado del canal, el general Montgomery se impacienta: en efecto, ha planeado su contraofensiva gracias a los suministros que le están llegando y está también informado del reforzamiento de Suez… siendo Suez su obvio objetivo. Tiene que engañar a Rommel, haciéndole creer que va a atacar el canal por el centro, por Ismailía, pero el camuflaje no es tan fácil, sobre todo si se trata de mover miles de vehículos.

  Para el mando conjunto aliado, la ofensiva contra Egipto es importante porque, consiga lo que consiga (y capturar el puerto de Suez sería un magnífico resultado), servirá para detraer recursos del Eje de otros frentes donde se esperan contraofensivas en noviembre: el ataque a las Canarias (Torch) y las grandes contraofensivas soviéticas de invierno, de las cuales los generales angloamericanos (Marshall, Brooke, Eisenhower…) no tienen una información muy detallada, pero que se supone que serán formidables habida cuenta de la enorme cantidad de armamento moderno que los rusos han fabricado.

  La fecha fijada para el ataque aliado contra Egipto es el 23 de octubre de 1942, debido a la luna llena. Por el sigilo necesario para la operación, ésta es bautizada “Operación Lightfoot”, y estará coordinada con la ofensiva del nuevo Ejército del Sudán que dirige el general Godwin-Austen. En ambos ejércitos británicos estará presente la participación norteamericana, no solo en material, sino también en hombres que quieren probarse en acción.

  El 8 ejército británico comprende tres divisiones blindadas: la 8, llegada desde Inglaterra poco después de la pérdida de Egipto, la 10, formada en Palestina y que defendió Egipto después de que las divisiones 1 y 7 blindadas fueran aniquiladas, y la 2 blindada norteamericana, enviada con urgencia al producirse el desastre de Egipto en junio. Estas tres divisiones han sido reforzadas con tanques norteamericanos nuevos. Como infantería se suman la 50 de infantería británica (que también defendió Egipto y ha sido reforzada), las 44 y 51 británicas, llegadas durante el verano, la veterana 4 división india, la división neozelandesa y la brava 9 división australiana.

  El ejército del Sudán comprende la 5 división británica (trasladada desde Próximo Oriente), la 3 norteamericana, llegada durante el verano, la 1 sudafricana (que defendió Egipto), la 5 india y dos divisiones coloniales africanas que ya combatieron en la campaña de África Oriental en 1941.

  La ambiciosa ofensiva consistirá en dos ataques simultáneos. Uno del ejército del Sudán contra el ejército italiano al sur de Egipto, al que tiene que destrozar, por el estilo de lo conseguido por Wawell a finales de 1940 en Libia, y otro del 8 ejército de Montgomery mediante el cruce del canal de Suez en la zona sur del canal, y con el apoyo de la Royal Navy que atacaría la entrada del Golfo de Suez (aunque no se dispone de fuerzas de desembarco). Todo contando con superioridad aérea aplastante gracias a los cientos de aviones transportados a través del continente africano. La operación es arriesgada y lo que se espera de ella es poner a Rommel a la defensiva y, sobre todo, forzar a los alemanes a enviar más recursos a ese escenario, concretamente, aviones. El objetivo máximo sería la conquista del puerto de Suez, donde convergerían ambos ejércitos británicos y se sostendrían con el apoyo de la Royal Navy en el Mar Rojo y la supremacía aérea. Entonces, toda la presencia alemana en el Delta quedará amenazada, dando quizá lugar entonces a una larga batalla de infantería.

  Los mandos aliados dan su aprobación final y la batalla tendrá lugar...

  Montgomery tiene un gran éxito al lograr sorprender a Rommel el día 23 de octubre por la noche. Mientras tienen lugar algunos ataques de distracción en el centro del canal, los ingenieros británicos tienden sus puentes al norte del puerto de Suez y comienzan a cruzar el canal la 8 división blindada británica y la división de infantería australiana. Los acorazados británicos bombardean toda la zona entre Hurghada y la entrada al golfo de Suez, aunque la flota carece de medios para un desembarco a gran escala.

  A la mañana del 24, atacan Godwin-Austen y su ejército del Sudán contra el ejército italiano. Los del Sudán no cuentan con ninguna división blindada, pero sí con la 23 brigada acorazada independiente, mientras que la 3 división norteamericana cuenta asimismo con un refuerzo blindado que supone casi la tercera parte de los recursos de la 1 división blindada norteamericana (comprometida con la operación "Torch"). Tal como se espera, en pocas horas unos cien tanques Sherman con fuerte apoyo aéreo liquidan la débil fuerza blindada italiana de las divisiones Ariete, Trieste, Trento y Littorio. Los italianos ya están en retirada, pero se despliegan con suficiente habilidad como para eludir un cerco. El Ejército del Sudán hace unos diez mil prisioneros italianos y algunos egipcios. Ningún alemán.

  Durante los días 24, 25 y 26 de octubre, el 8 ejército de Montgomery cumple todos sus objetivos logísticos: las divisiones blindadas británicas 8 y 10, con el apoyo de la infantería australiana y los escoceses, logran de nuevo poner pie en tierra egipcia, rodear Suez y cortar el ferrocarril que conecta Suez con El Cairo. Lo que falta es tomar Suez, alcanzar después la salida del Golfo y anular la artillería italiana que defiende su puerto y mantiene lejos a los acorazados británicos. Entonces los británicos tendrán una fuerte posición en el borde mismo del Delta que podrán sostener gracias a su superioridad aeronaval.

  Pero dentro de Suez están la 28 división ligera alemana y la 22 división Panzer, junto con bastantes miles de soldados egipcios adiestrados por los alemanes. Montgomery tiene que tomar Suez con todo lo que tenga antes de que Rommel en persona aparezca desde El Cairo con la reserva blindada para romper el cerco. Pronto los alemanes se darán cuenta de que los demás ataques en el centro del canal son solo distracciones.

  Algo favorece a Montgomery: el ejército del Sudán avanza Nilo abajo a toda velocidad en persecución de los italianos derrotados. Eso exigirá que los alemanes acudan, una vez más, en su ayuda. Rommel envía la 23 división Panzer Nilo arriba.

  El 27 de octubre, Montgomery hace pasar el canal a la 2 división blindada norteamericana para que contenga a los alemanes de El Cairo mientras él realiza con los blindados británicos el asalto final sobre Suez. Al final del día, ha fracasado. Y en la madrugada del 28 contraataca Rommel con la 15 y 21 Panzer.

  A lo largo del día 28, solo la superioridad aérea permite salvar a los norteamericanos del desastre total. Montgomery ordena la retirada del entorno de Suez, ya que no quiere correr riesgos. Para él es una lástima, porque los del Ejército del Sudan sí que avanzan a buen ritmo hacia el Delta mientras persiguen a los italianos.

   Los días finales de octubre, el 8 ejército británico ejecuta su retirada al otro lado del canal en el mayor orden posible, mientras Rommel los acosa. Se dan violentos combates, destrucción de tanques y pérdida de vidas. Montgomery trata de no dejar nada valioso atrás: ni prisioneros, ni tanques que Rommel pueda capturar.

  El día 4 de noviembre la ofensiva “Lightfoot” ha terminado: los angloamericanos están al otro lado del canal de nuevo. Para Rommel sería una victoria… si no es porque los soldados del ejército del Sudán de Godwin-Austen están ya casi en el Delta avanzando desde el sur. El día 5, cruzando las colinas del Mar Rojo y contando con el apoyo de la flota, toman los campos petrolíferos de Hurghada, ya muy dañados por los ataques de la artillería naval británica. Assyut, la capital del sur egipcio también ha sido capturada. Las avanzadillas británicas han llegado hasta Faiyum.

 Rommel tendrá que organizar, más avanzado el mes, una contraofensiva para hacer retroceder a los británicos y que abandonen parte de sus posiciones conquistadas.

  Para cuando cesan los principales combates, en Londres se considera que Montgomery ha demostrado sus buenas cualidades: la sorpresa del enemigo ha sido completa, el difícil tránsito a través del canal de Suez se ha ejecutado con precisión y no se han sufrido muchas pérdidas... la peor parte se la han llevado los americanos de la 2 acorazada, pero los británicos se muestran condescendientes con la inexperiencia norteamericana. Curiosamente, se estima que Godwin-Austen, pese a su gran avance territorial no ha tenido tanto éxito, porque los italianos han corrido, pero no se han visto destrozados y en su retirada han demostrado cierta habilidad. Solo se han hecho diez mil prisioneros italianos.

  En Berlin nadie juzga que lo sucedido exija el envío a Egipto de más unidades de la Luftwaffe. Hacia el 5 de noviembre, cuando Godwin-Austen llega a Hurghada y allí se detiene, Hitler y sus generales estiman que el auténtico peligro es la ofensiva aeronaval que preparan los americanos en las islas Canarias. Rommel lo ha hecho más o menos bien, pero se considera que su posición en Egipto nunca estuvo en peligro. 

  Lo que es seguro, ya fuera de toda duda, es que la guerra no va a acabar en Navidad. Y que Rommel no va a cruzar el canal para vengarse de Montgomery en los próximos meses.

Ooo

  Las operaciones militares que se narran en este episodio parten del presupuesto (necesario para que esta historia sea realista y, por tanto, útil) de que los aliados lo hacen todo bien y de que los del Eje no tienen ni buena suerte, ni mala suerte.

  Sin embargo, es dudoso que mientras están preparando la “operación Torch” en el otro extremo del Mediterráneo, los aliados puedan llevar a cabo una ofensiva doble de tanta envergadura como ésta, con dos ejércitos británicos avanzando simultáneamente contra el Delta del Nilo desde posiciones distintas. Pero estas ofensivas demostrarían lo conscientes que han de ser los angloamericanos de que es preciso poner toda la carne en el asador cuanto antes a fin de evitar que los rusos se hundan tras perder el Mar Negro.

  En la realidad, se transportaron tres divisiones nuevas al 8 ejército en Egipto durante el verano de 1942: 8 blindada (que no combatió con ese nombre), 44 y 51 infantería. Y se enviaron muchos aviones y muchos tanques, más que suficientes para que Montgomery ganara su batalla de El Alamein, donde los británicos contaban con la buena posición defensiva mientras que los del Eje se encontraban con gravísimos problemas para abastecerse al final de una larga y difícil línea de transporte en pleno desierto.

   Todos estos valiosos suministros los recibieron los hombres de Montgomery al mismo tiempo que se hacían los preparativos para “Torch” (desembarcos en el Marruecos y Argelia neutrales) y al mismo tiempo que se enfrentaba la amenaza japonesa. Sin embargo, en esta historia alternativa los aliados lo tendrían todavía más difícil.

  En esta historia, se mandan las mismas tres divisiones británicas al Octavo Ejército pero, además, se manda la 2 blindada americana y, para el ejército del Sudan, a la 3 de infantería americana (en la realidad, estas dos divisiones americanas fueron destinadas a "Torch"), aparte de que se despoja de varias divisiones a los otros dos ejércitos británicos subsidiarios de Próximo Oriente (el Noveno y el Décimo), que quedan ahora muy debilitados (corriendo el riesgo, por tanto, de que un ataque enemigo desde Turquía o desde el Mediterráneo, o a través del Cáucaso cause un desastre). Y hay que equipar a divisiones africanas y etíopes. Y, por supuesto, fortalecer mucho la aviación e incluso ejecutar un despliegue naval a la entrada del Golfo de Suez. Y hace falta una enorme cantidad de vehículos, sobre todo para el avance del ejército del Sudan. 

  Además, para que Montgomery pueda mover su 8 ejército a todo lo largo del lado este del canal de Suez necesita construir carreteras por el Sinaí y necesita que el puerto de Aquaba, en el fondo del golfo del mismo nombre, esté plenamente operativo, pese a que está muy expuesto al bloqueo enemigo desde Egipto.

  Con el enemigo en una posición defensiva tan buena como era la del Delta del Nilo, el desalojo de los alemanes de Egipto sería imposible para los británicos, pues supondría enzarzarse en una campaña entre aldeas, canales, campos inundados… y con la población nativa (armada) en contra. Por lo tanto, el único objetivo aliado realista solo puede ser Suez (el puerto y todo el Golfo de Suez). Y los alemanes tienen que verlo también así. Suez sí está expuesto a la acción naval británica en el Mar Rojo, y está rodeado de desierto. Una vez capturado, podría fortificarse y abastecerse como un nuevo Tobruk.

  De todas formas, los británicos tendrían que ser muy buenos combatientes, muy organizados, para lograr hacer pasar cuatro o cinco divisiones en una semana a través del canal. Pero ya hemos dicho que en esta historia deben hacerlo todo bien a fin de demostrar que, bajo cualquier circunstancia, la victoria del Eje es inevitable.  En suma, en esta historia lo que cuenta es ser conservadores y no dar a los alemanes ningún golpe de fortuna.

   El puerto de Aquaba debe funcionar perfectamente para los aliados, en tres meses Montgomery construirá las carreteras que necesita por el desierto del Sinaí y cuando llegue el día de “Lightfoot”, 23 de octubre de 1942 por la noche, sus ingenieros tenderán espléndidos puentes a través del canal permitiendo que en pocos días el 8 ejército británico ponga casi mil tanques en suelo egipcio. Todo ello mientras el ejército del Sudán vuelve a derrotar a los italianos (que habrían aprendido poco en dos años de guerra) y se aproxima mucho al Delta en veloz persecución.

    Más no podemos fantasear. Pese a la superioridad aérea enemiga, Rommel no está escaso de combustible ni de soldados ni de tanques, cuenta con una decena de divisiones egipcias de infantería, artillería italiana, y la moral y eficiencia de sus hombres es altísima. 

  Aunque para la opinión pública de los países aliados se interprete el resultado de la batalla como una especie de fracaso, Montgomery habrá tenido su oportunidad de demostrar que es un soldado competente, retirándose a tiempo con pocas pérdidas y tras lograr el objetivo, al menos, de haber causado daños en el puerto de Suez, destruir de nuevo el campo petrolífero de Hurghada (esto lo haría sobre todo el ejército del Sudán) y derrotar otra vez a los italianos que, sin embargo, no pueden haber sufrido un revés de la misma magnitud que el que sufrieron a finales de 1940 en Libia.

  En cualquier caso, Rommel no va a poder cruzar el canal a finales de 1942 y la guerra no acabará esa Navidad. La guerra continuará, y los aliados tienen motivos para pensar que esa prolongación va a favorecerlos.

No hay comentarios:

Publicar un comentario