determinismo

El determinismo pretende mostrar que los sucesos históricos a gran escala no pueden salirse de un curso específico que apunta en un sentido igualmente específico: el Imperio Romano había de disolverse, la sociedad industrial había de nacer en Inglaterra, el Imperio Chino había de anquilosarse. Estos hechos obedecen a causas, e investigar estas causas necesarias podría incluso proporcionarnos enseñanzas prácticas a la hora de afrontar un futuro que se regirá igualmente por causas necesarias. Aquí no se pretende negar cierto determinismo. Muy al contrario, la doctrina nazi estaba condenada, como el comunismo soviético, a acabar siendo barrida del curso histórico (aunque recordemos que la debacle del comunismo soviético al final del siglo XX no fue prevista por nadie) y todo parece indicar que sí existe un curso de desarrollo histórico que apunta a la instauración gradual de mayores controles de la violencia social que permitan una cooperación humana más eficiente para el beneficio del mayor número posible de individuos. Evidentemente, la ideología nazi cumplía estos requisitos todavía menos que el marxismo soviético ya que, al basarse en una doctrina racial, la mayor parte de la humanidad habría debido de verse necesariamente perjudicada por el dominio de la supuesta raza superior. Pero donde el determinismo histórico sí se equivoca lastimosamente es en el tratamiento mítico dado a la Segunda Guerra Mundial con posterioridad a 1945. No solo en obras de ficción escritas o audiovisuales, sino también en libros de historia, se nos muestra el resultado final de la guerra –la dramática derrota de Hitler y sus aliados japoneses- como una especie de western, donde los buenos derrotan a los malos gracias a su habilidad con las armas. Es como si pretendiesen tranquilizarnos demostrándonos que los malvados, por serlo tanto, están incapacitados para ganar las guerras. Se nos pretende convencer de esto arguyendo complicados razonamientos sobre economía, política u organización administrativa. Esto es absurdo. Hitler pudo ganar. Pudo ganar incluso cuando ya estaba en guerra, a la vez, contra la Unión Soviética, los Estados Unidos y el Imperio Británico, y, de hecho, es sorprendente que no ganara. Una sociedad totalitaria y militarista como la de la Alemania nazi poseía los medios suficientes para alcanzar ese triunfo y, si no fue así, se debió única y exclusivamente a la pura casualidad de que un solo hombre no tomó en un determinado momento una sola y lógica decisión; esta decisión habría sido de tipo meramente militar, estratégico, en absoluto afectada por la ideología ni por las condiciones económicas y sociales. El nazismo, por supuesto, hubiera acabado fracasando, pero no tal como sucedió en realidad, al cabo de una especie de gran espectáculo bélico en el cual los justos vencieron a los malvados. El bien se impone al mal, sí, muy probablemente, pero la guerra es un terreno para el cual el mal, a veces, está mejor cualificado. Es un hecho que, de todas formas, fue la Unión Soviética, un régimen tan totalitario y casi tan maligno como el III Reich, quien acabó derrotando a la Alemania nazi (y aquí no es el lugar para discutir si hubieran podido hacerlo sin ayuda). El relato que extensamente se presenta en este espacio comienza, pues, con la toma por Hitler de una sola decisión concerniente a una determinada iniciativa estratégica de tipo militar (esencialmente, cerrar el Mediterráneo con el fin de que la flota italiana entre en el Mar Negro). Es conveniente seguir el relato desde el principio con ayuda del Índice, y para su comprensión más exacta es preciso informarse lo mejor posible acerca de los sucesos de la historia militar de la guerra. Se acompañan los episodios de una Cronología, donde se diferencia lo real de lo ficticio, y se aportan algunos links útiles (la Wikipedia es muy completa y contiene pocos errores). La historia militar abarca cuestiones sociales, políticas y económicas (incluso geográficas), así que puede resultar también instructivo en muchos otros aspectos. Cuenta, asimismo, con un componente lúdico… y este mismo componente lúdico conlleva las correspondientes implicaciones psicológicas y sociales.

martes, 8 de abril de 2014

14. Hitler en Barcelona

  Tras la pérdida de las islas Canarias a finales de noviembre de 1942, Franco está furioso. El mariscal Albert Kesselring, el hombre de Hitler en Madrid (cuyo poder es muy superior al del embajador Stöhrer, pues incluye el mando militar de las fuerzas alemanas que operan en España, Portugal y Marruecos), le había garantizado que, en el peor de los casos (si los aliados lograban desembarcar), sería suficiente con que las tropas españolas resistieran durante al menos diez días para que entonces la Luftwaffe y la Kriegsmarine se encargaran de obligar a las fuerzas aliadas a retirarse.

  Pero el desembarco se ha producido el día 8 de noviembre, los aliados no han tomado la ciudad de Las Palmas hasta el día 18, y ni siquiera entonces ha cesado la resistencia española y alemana en las montañas del interior de la isla de Gran Canaria. Nada de eso ha impedido que las playas al este de la isla rebosen de tropas y suministros aliados, incluidos docenas de tanques americanos medios y ligeros contra los cuales las tropas germano-españolas no disponen de armas adecuadas, pues no se proveyó de ellas durante la preparación de la defensa. Muchos buques aliados han recibido impactos por parte de la Luftwaffe y alguno se ha hundido, pero han mantenido la cabeza de puente y su potencia de fuego y superioridad numérica han logrado vencer a los veinte mil defensores españoles y alemanes. La fuerza aeronaval alemana no ha cumplido su compromiso de alejar a los invasores de las costas españolas en Canarias.

  El día 18 de noviembre, cuando los aliados anuncian que han capturado la ciudad y el puerto de Las Palmas de Gran Canaria, Hitler está en Berchtesgaden, después de haber permanecido en Ucrania hasta finales de octubre. Las noticias de las Canarias le irritan. Él también considera que Kesselring no ha dirigido bien la defensa de las islas, aunque estuvo de acuerdo en que la flota alemana (incluyendo a los acorazados "Scharnhorst" y "Gneisenau") no saliera a enfrentarse a los navíos británicos y americanos, muy superiores. Antes de escapar de la ciudad de Las Palmas para evitar quedar copados, los informes de los dos generales del Eje que han dirigido la defensa, el alemán Von Broich y el español Serrador, parecen confirmar que los soldados han hecho un buen trabajo, incluso heroico. El error estuvo en la falta de material de guerra eficaz (sobre todo de armas pesadas) y en que la Luftwaffe no logró alejar a la flota enemiga de la costa, subestimándose el poder aeronaval aliado. Por encima de todo, lo que irrita a Hitler no es tanto haber perdido una buena posición estratégica en el Atlántico, sino la destrucción de un regimiento completo de paracaidistas alemanes. La rendición de los restos que quedan en el interior es inminente, y hasta ahora los angloamericanos no habían logrado hacer tan gran número de prisioneros alemanes (se calcula que unos tres mil), salvo quizá en la batalla “Crusader”, a finales del año anterior, en Libia, donde fue capturado un número parecido o algo mayor de soldados alemanes no de élite (victoria que también dependió de la superioridad aeronaval aliada, pues Rommel se quedó sin suministros suficientes procedentes de Italia).

  Independientemente de esto, Hitler acepta la solicitud de Kesselring de enviar tropas al sur de Marruecos, para defender, por lo menos, los aeródromos de Cabo Juby (Villa Bens) e Ifni, que están aproximadamente a la misma latitud que las Canarias... El general Jodl señala que se trataría de enviar la división Hermann Goering, que cuenta con un contingente de blindados, y la 15 división de infantería, que en el momento presente ocupa Lisboa (otra división alemana, también procedente de la desmovilización del suroeste francés, podría sustituir a la 15 ID en la capital portuguesa).




  La misma noche del día que toma esta decisión (el 19 de noviembre de 1942), antes de irse a dormir, Hitler es informado de que se ha producido un fuerte contraataque ruso al norte de Stalingrado, en el flanco defendido por el tercer ejército rumano.

  En los días siguientes, la crisis de Stalingrado atraerá casi toda la atención del Führer, distrayéndolo de las cuestiones de Occidente. El día 22 de noviembre se ha completado el cerco al 6 Armee en Stalingrado, el mariscal Manstein ha recibido el mando del grupo de ejércitos en la zona, y se ha ordenado el envío inmediato de todas las reservas blindadas desde Francia al Mar Negro para romper el cerco. Hitler, precipitadamente, abandona Berchtesgaden y toma de nuevo el mando militar directo en Rastenburg, en la Wolfschanze.

  Es en este contexto cuando vuelve a recibir informaciones de lo que está sucediendo en el lejano Occidente: el 28 de noviembre los norteamericanos y británicos han desembarcado en Dakar y capturado la plaza a los franceses. Esa misma noche, por fin, el gobierno de Paris declara la guerra a los aliados occidentales, además de a los soviéticos, contra quienes llevaban ya varios meses siendo beligerantes.

   Ahora, al menos, la Luftwaffe puede utilizar también los aeródromos franceses de Marruecos y los mismos aviones y buques franceses combatirán del lado de los del Eje. Los exhaustos batallones de paracaidistas alemanes se rinden entonces en sus últimas posiciones en el interior de la isla de Gran Canaria, incapaces de seguir enfrentándose al fuego de las armas pesadas enemigas y a sus bombardeos aéreos. El general Von Broich, herido, es hecho prisionero.

  El siguiente informe de Kesselring, que es leído por Hitler el 1 de diciembre de 1942, solicita una decisión urgente sobre la situación española. Los aliados ya tienen todas las islas Canarias, Dakar y el Sahara Occidental. Para colmo, se han producido ataques partisanos de elementos antifranquistas en el interior de España y, lo que es todavía peor, acciones partisanas en Portugal que parecen obra de militares portugueses que han abandonado los cuarteles con sus armas: los enemigos de Franco y el Eje han cobrado aliento con la victoria aliada en las islas Canarias. Es preciso, por tanto, tomar medidas políticas que satisfagan al gobierno español, que no se siente bien defendido por Alemania. Kesselring propone lo siguiente: la anexión de Portugal (y sus inmensas colonias) como compensación política a España por la pérdida de las Canarias (a cuya reconquista debe comprometerse públicamente Alemania de todas maneras), el envío de algunas de las tropas alemanas disponibles (serían parte de las desmovilizadas en el suroeste de Francia gracias al despliegue del nuevo ejército francés en el Atlántico) para defender el dominio del Eje en Portugal y en el Estrecho y, finalmente, lograr la independencia de Marruecos (algo que españoles y franceses habrían de respaldar) como mayor garantía para la defensa de la zona y en la línea, por supuesto, de la política nazi promusulmana, que está ya dando buenos réditos en otros escenarios bélicos.

   Kesselring no está tan interesado en proteger la gloria y seguridad de España como en incrementar el poder militar de Eje en un momento en el que el frente ruso exige la concentración en tan fríos y hostiles parajes de lo mejor de la Wehrmacht. Por eso es preciso aprovechar la gran popularidad del nazismo entre los pueblos musulmanes después de lo que se considera la liberación de Egipto y de algunos de los pueblos islámicos sometidos a la URSS. Los españoles, por su parte, aceptarían renunciar a su recientemente ampliado Protectorado en Marruecos si a cambio obligan a los franceses a renunciar al suyo, si el nuevo Marruecos independiente respeta los intereses económicos de España (y de Francia) y si España recibe Portugal, todas sus colonias, y algún territorio más en África subsahariana una vez ganada la guerra. Marruecos ya no importaría mucho a los españoles si se dieran unas condiciones semejantes. Por encima de todo, Franco quiere recuperar los cincuenta mil soldados perdidos en Canarias (en realidad, treinta mil soldados del ejército español regular, siendo los demás mercenarios marroquíes y milicianos irregulares de las islas) y para ello quiere reclutar cincuenta mil portugueses, enviar otros cien mil a trabajar a Alemania, así como seguir ejerciendo un control efectivo sobre el ejército de Marruecos en su totalidad (es decir, incluyendo también a los marroquíes que en el presente están a las órdenes de Francia). El único militar marroquí con grado de general es Mohamed Mizziam, que pertenece al ejército español. Mizziam recibiría el mando supremo al servicio del sultán, pero de acuerdo también con los intereses generales del Eje.
                                                 El sultán marroquí Mohamed V


   Kesselring propone una conferencia internacional al más alto nivel, a celebrar en Barcelona, para tratar en ella del reparto efectivo del continente africano, desde Marruecos a Ciudad del Cabo. Se buscaría satisfacer a todas las partes de acuerdo con su capacidad para contribuir a la victoria común. Sería, además, una buena oportunidad para que Hitler y Petain volviesen a encontrarse: es preciso sacar el mayor partido posible de la nueva beligerancia francesa contra los angloamericanos.

  Hitler, distraído por la crisis de Stalingrado, pero necesitado como está de la ayuda de todas las naciones del Eje, acepta la propuesta el día 3 de diciembre. No le apetece alejarse del puesto de mando, pues no se fía de sus generales, pero al mismo tiempo tiene confianza en el rápido envío de los refuerzos de sus tropas blindadas de élite desde Francia a Rusia por la vía marítima a fin de resolver la situación. Aunque se siente tentado de mandar a Goering en su lugar, el no ir a Barcelona podría interpretarse, precisamente, como que la situación en el Este es demasiado alarmante.

  Así que al mediodía del 4 de diciembre de 1942 Hitler despega de Rastenburg. El avión lo lleva hasta Stuttgart, donde hace una escala técnica. Hitler conoce entonces que el convoy que transporta la 7 división Panzer hacia el Mar Negro ya ha zarpado del sur de Francia con una escolta de destructores alemanes para caso de que ataque alguno de los submarinos británicos que quedan en el Mediterráneo. Eso supone un alivio. Petain le había prometido que en los grandes puertos de Marsella y Tolon se apresuraría la operación de carga todo lo posible, y parece que se ha cumplido (no hay que olvidar, por lo demás, que dentro de la “bolsa” de Stalingrado se encuentra también cercada la división motorizada francesa de voluntarios "Mariscal Petain"). Unidades navales italianas, francesas y rumanas utilizarán su artillería para la defensa de los puertos del Mar Negro en caso de que se acepte el repliegue hasta ellos para acortar el frente y así enviar más refuerzos desde el Cáucaso a la lucha en torno a Stalingrado. De momento, la retirada parcial del Cáucaso no permite aún a los rusos alcanzar las costas del Mar Negro. Pero esto llegará a suceder si sigue siendo preciso trasladar más recursos alemanes a la zona de mayor importancia estratégica.

    De Stuttgart a Barcelona, Hitler sobrevuela Francia y llega a la ciudad española del Mediterráneo al mediodía del día 6 de diciembre. Allí le están esperando ya en el Palacio de Montjuic. La apacible ciudad comercial está tomada por tropas españolas y agentes alemanes.

  En el automóvil que lo recoge del aeropuerto, Kesselring informa al Führer de los acuerdos alcanzados: Francia, el socio más difícil, no pone pegas, aceptando la independencia de Marruecos y Túnez, e implícitamente, para cuando acabe la guerra, de la misma Argelia (¿tal vez no todo su territorio?), siempre y cuando se preserven los intereses económicos franceses en Marruecos -algo que Hitler sabe que siempre será negociable y un arma política a disposición de Alemania, el "padrino" de los nacionalistas musulmanes-. Como compensación territorial piden la rica Rhodesia del Sur para reinstalar a los propietarios de tierras franceses, aparte de otros territorios británicos de menor valor (aunque extensísimos, como Nigeria). Los españoles, por su parte, recibirán Rhodesia del Norte para unir los grandes territorios coloniales portugueses (que ahora serán también españoles) de Angola y Mozambique.

    Hitler, tras los saludos de rigor a Franco, Petain y Mussolini, pide unos minutos para encerrarse en una sala de mapas. Allí están Kesselring y Ribbentrop. Le enseñan el mapa de África.



   En ese momento, por supuesto, toda África al sur del Sahara está en manos del enemigo, pero ese pequeño inconveniente se resolverá en un par de años, a más tardar (está claro que Estados Unidos en cualquier caso habrá de pedir la paz no más tarde del año electoral de 1944). España tendrá el Camerún (para agrandar su pequeña colonia en el golfo de Guinea), las posesiones portuguesas y Rhodesia del Norte. Por supuesto, también recuperará las Canarias con el fin de la guerra (se omite una promesa similar sobre las islas portuguesas). Italia ampliará enormemente su Imperio en África Oriental y, aparte, tendrá un territorio en el Atlántico (Sierra Leona). Los franceses aceptan la pérdida de su imperio norteafricano (aunque señalan la necesidad de preservar una parte del territorio argelino), pero a cambio recuperan todas sus posesiones al sur del Sahara y las incrementan con casi todas las que eran de los ingleses, excepto aquellas que eran alemanas antes de la guerra anterior y que volverían a Alemania (con la salvedad de Camerún, que pasa a España), y casi todo el Congo belga (se dejarían algunos territorios para Bélgica-Valonia y para Alemania). En total, las anexiones francesas en África serán el gran territorio de Nigeria, el pequeño territorio de Gambia, el territorio de la Costa de Oro (todos en África Occidental), más los territorios de África central de Rhodesia del Sur, Bechuanalandia, Nyassalandia y Swazilandia. Alemania también recibirá Liberia, una posesión de gran valor estratégico que permitiría controlar el Atlántico central. Sudáfrica será aliada de Alemania, tal vez incluso anexionada (Hitler ambiciona para el Reich al millón de sudafricanos de raza aria).


  El reparto de África en esta historia alternativa, según el hipotético tratado de Barcelona del 7 de diciembre de 1942. En color rojo, el imperio colonial francés (de un tamaño parecido al de antes de la guerra); al norte, los nuevos estados árabes y musulmanes aliados del Eje; en amarillo, las posesiones italianas; en azul las españolas y en gris las alemanas. En violeta lo que podría ser un pequeño imperio para la Bélgica no anexionada al Reich alemán. Sudáfrica sería independiente.


  Es un buen trato para todos los imperialistas, tal como se les había prometido, y se firma solemnemente el día 7 de diciembre de 1942, aunque por diversos motivos se acuerda esperar unos días a hacerlo público en todos los detalles. Después, Hitler se reunirá de nuevo con los mandatarios y, en todo momento en que tiene ocasión, solicitará más noticias sobre la crisis militar en Stalingrado: éstas no resultan malas, ya que, aparte del convoy que transporta la 7 Panzer, la 10 Panzer está también concentrándose en el gran puerto de Marsella para ser embarcada en el siguiente convoy y a la zona de combate están llegando valiosas divisiones desplazadas del Cáucaso: no importa mucho que se ceda terreno en la región de Georgia siempre y cuando se conserven los puertos. Hitler señala que sobre todo es importante mantener la frontera con los turcos en Batumi. Se le dice que allí precisamente se situará la división de voluntarios turcomanos al mando de Nuri Pashá (Nuri Killigil), formada por turcos y por ex prisioneros soviéticos de origen turcomano: de ese modo habrá turcos a un lado y otro de la antigua frontera. El "Prinz Eugen" y un acorazado italiano aportarán su potente artillería naval en la defensa.

   En lo referente a Occidente, a nivel militar, se ponen en marcha los movimientos de tropas. Para satisfacer a Franco, se da el mando de las fuerzas del Eje al sur de Marruecos (“Ejército de Marruecos”) al general español Yagüe, un veterano competente (el mismo que ocupó Fez a los franceses en junio). A su mando quedan tres divisiones españolas, con soldados españoles y marroquíes. A mediados de diciembre, la llegada de la división motorizada “Hermann Goering” y la 15 división alemana de infantería cambiarán por completo el escenario (una tercera división alemana está en camino). En total, se calcula que a mediados de enero de 1943 (no es creíble que los aliados puedan organizar algo de envergadura antes de esa fecha) el “Ejército de Marruecos” al mando de Yagüe contará con tres divisiones alemanas (incluida la “Hermann Goering”), tres divisiones españolas y otras tres marroquíes (una, por lo menos, con mandos franceses y tropas procedentes del ejército colonial francés). Así, los aliados nunca conquistarán los aeródromos del sur de Marruecos, esenciales para la recuperación de las Canarias más adelante. Divisiones españolas y marroquíes (tanto procedentes del ejército colonial español como del francés) se encargarán de la defensa costera de Marruecos y de la defensa del Estrecho para el improbable caso de que los aliados intenten otro desembarco en esa zona.

  Considerando el poco valor que Hitler da al ejército angloamericano cuando no puede utilizar su superioridad aeronaval para cortar los suministros del enemigo (y ya no se daría esa posibilidad), nueve divisiones para contenerlos le parecen incluso muchas, pero, en todo caso, solo se trataría de tres divisiones alemanas. Y la noticia de que Hitler ha dado la independencia a otras dos naciones musulmanas (Marruecos y Túnez) le favorecerá en el Este, donde quiere seguir contando con el apoyo de los musulmanes antirrusos del Cáucaso y Asia Central.

  Con Franco, Hitler aprovecha para abordar los temas económicos: el saqueo de Portugal debe hacerse de forma eficiente, sin agotar los recursos del país anexionado. Quiere por lo menos cien mil trabajadores portugueses para las fábricas alemanas antes de que acabe el año. Y exige que la agricultura española y portuguesa rindan: no deben quedar tierras sin cultivar y deben aplicarse los castigos más severos al mercado negro. Algo más: aparte de enviar, si es posible, otros cien mil obreros españoles para el primer trimestre de 1943, Speer tiene grandes planes para las fábricas de la misma Barcelona y otros puntos de España, más abundantes contratos para producir material de guerra en otros puntos del Mediterráneo. Franco, por su parte, se acuerda de solicitar fertilizantes del norte de África, y tal vez braceros marroquíes para el campo andaluz. Se interesa por el desempeño de la división española de montaña en el Cáucaso. Hitler le manifiesta que es tanta su confianza en ella que ha sido trasladada desde el 12 Armee, cerca de la frontera con Turquía, a la misma zona de Stalingrado, donde se están dando fuertes combates.

  Después, Petain: el anciano mariscal ha aceptado el fin del Protectorado en Marruecos y Túnez, y no solicita garantías para Argelia al fin de la guerra (la exigencia de la partición del territorio argelino entre cristianos y musulmanes parece más bien formularia y pone más interés en apoderarse a cambio de los enormes territorios británicos de Nigeria y Rhodesia del sur), pero sorprende a Hitler con otra exigencia: quiere que acaben las cortapisas al proyecto francés de crear un ejército colonial de diez divisiones en Argelia de tipo “Legión Extranjera”. Sería un ejército de voluntarios (en la Francia de Petain, ningún joven recluta será forzado a luchar en algo que no sea la mera defensa del suelo patrio) de unos doscientos mil a trescientos mil hombres, de los cuales la mitad procederían de otras naciones europeas. Petain quiere rusos e incluso polacos, es decir, soldados que no aceptarían luchar con los alemanes, pero sí con los franceses. Aconsejado por Kesselring, Hitler se muestra de acuerdo, pero pone como condición que estos hombres, muchos de ellos ex prisioneros soviéticos, pasen controles de seguridad alemanes: no quiere ni comunistas ni judíos entre ellos (ni polacos ni checos tampoco). Esto es aceptado. Una estimación de los franceses (al anciano mariscal lo acompañan el almirante Darlan y el general Juin) considera que, de los doscientos mil hombres requeridos para el nuevo ejército colonial (ya sin marroquíes ni tunecinos), de cuarenta a cincuenta mil serían ex prisioneros soviéticos, no más. Los seleccionarán de entre aquellos con mayor experiencia militar.  A nivel económico, hay buena sintonía entre Albert Speer y el ministro francés Bichelonne: la industria francesa se relanzará en colaboración con el esfuerzo militar alemán y llevando a cabo el rearme de su propio nuevo ejército. Las materias primas para ello están también en camino (petróleo, especialmente), procedentes, en su mayoría, de las tierras en torno al Mar Negro.

  Con Mussolini, todo es más sosegado, aunque Hitler está muy harto de la reunión y de la codicia de sus aliados latinos. Al final de la conferencia, el Führer se quedará a descansar y a mantener alguna reunión más distendida el día 7, después de la firma del acuerdo a mediodía. Renunciará a una visita turística y el día 8 de diciembre por la noche saldrá de Barcelona. El día 10 de diciembre, por la noche, está de nuevo en el centro de mando en Rastenburg, muy cansado pero ansioso de noticias.

  El general Zeitzler, jefe del Estado Mayor del Ejército alemán, que coordina los esfuerzos para auxiliar al 6 Armee en Stalingrado, ha trabajado bien –y más relajado con Hitler fuera. El convoy con la 7 Panzer está ya dentro del Mar Negro y el de la 10 Panzer acaba de zarpar también desde Francia con el mismo destino. Todos los demás movimientos se están produciendo a buen ritmo. Desde Rusia, el mariscal Manstein asegura que se romperá el cerco una vez se ponga en marcha la ofensiva de rescate que recibe el nombre de “Tormenta de Invierno”. La resistencia rusa sigue siendo importante y ya se hace evidente que el 6 Armee, con trescientos mil hombres, no puede abastecerse solo mediante un puente aéreo, por lo que la ruptura del cerco es imprescindible para evitar un desastre que, de darse, sería algo sin precedentes en la historia de las armas alemanas.

   En el otro extremo de Europa, con la salida de la división alemana número 15 de Portugal hacia Marruecos no disminuye la presencia nazi en este país, ya que se mantienen las 327, 708 y 715, también desmovilizadas de Francia. España se anexiona Portugal oficialmente el 16 de diciembre de 1942, fecha que a partir de entonces será jornada festiva: día de la unidad nacional.

  Los acontecimientos que han llevado a esta situación son posteriores al encuentro entre el Caudillo y el Führer en Barcelona: con el apoyo alemán, puede cumplirse el sueño de la reunificación peninsular (sueño que a la inmensa mayoría de españoles había pasado desapercibido hasta entonces), y es solo cuestión de días su anuncio público, pero antes Franco quiere conseguir la mayor colaboración –o resignación- posible por parte de los portugueses, por eso se ha pospuesto unos días el anuncio de los detalles del acuerdo de Barcelona, en el cual las colonias portuguesas se asignaban a España.

  Nicolás Franco, embajador de España en Portugal, ve con esto frustradas sus esperanzas: el hermano del Caudillo hasta ese momento ha logrado una actitud conciliadora de los españoles a fin de que se mantenga un mínimo de independencia portuguesa. No ha participado en las reuniones de Barcelona y se encuentra con su hermano en Madrid a su regreso de la cumbre de líderes del Eje. Nicolás Franco le asegura al Caudillo que la anexión es rechazada por los siete millones de portugueses y que eso vuelve vulnerable toda la costa atlántica a un ataque británico que sería bien recibido por la población. Pero Franco está ahora más influenciado por su cuñado, Serrano, que, tras un momentáneo alejamiento del poder en la remodelación del gobierno de abril de 1942 (para no provocar demasiado pronto a los británicos), a finales de junio volvió al gobierno con un cargo equivalente al de Goebbels. Para Serrano, es imprescindible aprovechar la coyuntura a fin de alcanzar la unidad peninsular con el apoyo de Alemania. Menos sería indigno en el contexto de los nuevos tiempos imperiales que agitan Europa.

   A Nicolás Franco se le pide que vuelva a Lisboa y prepare en lo posible a Salazar, el primer ministro portugués: a él y al jefe de Estado portugués, general Carmona, se les ofrecerá, según consideren, la jefatura del Estado, del Gobierno o una vicepresidencia dentro del nuevo estado español unificado -se pueden dar diversas formas institucionales-, así como la capitalidad de toda España en Lisboa, el bilingüísmo y el cambio de la enseña nacional (según algo que planteó el fallecido líder fascista español, José Antonio: adoptar la antigua bandera de Aragón para toda la península). En todo caso, se concierta un encuentro entre ambos dictadores (Franco y Salazar) para el día 15 de diciembre, en la ciudad española de Ciudad Rodrigo, cerca de la frontera. Hay que darse prisa porque, entre otras cosas, los alemanes quieren anunciar la independencia de Marruecos cuanto antes y, de momento, de la reunión de Barcelona solo se han hecho públicas algunas vaguedades con respecto a los acuerdos a los que allí se ha llegado. Mussolini está también impaciente porque la prensa italiana muestre el mapa de los grandes territorios asignados al Imperio Fascista.

  Durante la entrevista en Ciudad Rodrigo, Franco no encuentra comprensión alguna por parte de Salazar, que no esperaba una anexión directa y brutal. Rechaza, por supuesto, la jefatura del nuevo Estado y anuncia que se le debe hacer prisionero de guerra. Salazar sabe que en diciembre de 1942 la situación no parece ya tan ventajosa para el Eje: los incidentes de guerrilla se están extendiendo por toda la península mientras que los aliados van avanzando por la costa africana occidental hacia el sur de Marruecos; también se producen bombardeos con aviones de largo alcance: Bilbao y Madrid son bombardeadas desde Inglaterra, y Cádiz y Sevilla desde Madeira; ni siquiera ha caído aún la fortaleza de Gibraltar en manos españolas; y en Rusia, el Ejército Rojo está contraatacando en medio de un gélido invierno; incluso Rommel está a la defensiva en Egipto (aunque ha recuperado algo del terreno perdido en los últimos días).


                                                              Salazar y Franco


  Así pues, Franco pone bajo arresto a Salazar (en lugar de convertirlo en jefe de Estado) y al día siguiente, 16 de diciembre de 1942, se anuncia la anexión: el gobierno de Portugal es disuelto y desarmado lo que queda de su ejército. Preventivamente, numerosos altos cargos portugueses son también arrestados y muchos más son cesados y enviados a sus casas, lo que desarticula gravemente toda la administración pública. El general Carmona, que tampoco acepta cooperar, es asimismo puesto bajo arresto domiciliario. España tendrá que buscar colaboracionistas portugueses en otra parte.

  El ejército español, pese a las pérdidas de Canarias y a que se constituyen tres divisiones del nuevo ejército marroquí a partir de las tropas marroquíes coloniales, cuenta ya con las cincuenta divisiones planeadas (aunque no completas en el número de tropa), de modo que la ocupación del todo el territorio es posible, sobre todo con la ayuda alemana.

  Franco entonces decreta que cuarenta mil jóvenes portugueses se incorporen forzosamente al ejército español para completar las recientes pérdidas, a falta del suficiente número de voluntarios (que solo son diez mil). Muchos soldados portugueses desertan y muchos reclutas no se presentan en los centros oficiales. Para colmo, Franco, apremiado por Hitler, tiene que reclutar asimismo a cien mil portugueses como trabajadores para Alemania, donde todavía no se ha compensado el valor como fuerza de trabajo del millón y pico de prisioneros franceses liberados en el mes de julio.

  A cargo de la ocupación de Portugal seguirá el general Dávila, un monárquico moderado, el único de los generales de Franco con un cargo de importancia que no es un decidido pro-nazi. Franco visita Lisboa el día 18 de diciembre de 1942, dos días después de decretada la anexión. Allí toma las disposiciones militares definitivas, tras escuchar las quejas de su hermano Nicolás que, como ya no existe embajada española, se ha quedado sin empleo diplomático, aunque, desde luego, acepta la situación y recibe la nueva tarea, nada fácil, de reconstruir la administración pública portuguesa reclutando el mayor número posible de colaboracionistas y distribuyendo a los nuevos altos cargos ocupantes, muchos de ellos españoles conocedores de la lengua gallega, parecida al portugués. De momento, los españoles encuentran un posible colaboracionista en el líder "nacional-sindicalista" Francisco Rolao Preto, un admirador de los fascismos con un historial de conspiraciones contra el salazarismo. Se le permite mantener su movimiento a un discreto nivel, a la espera de los nuevos acontecimientos, es decir, del curso de la guerra.

  Las decisiones militares de importancia se toman en el Palacio de Belem entre Franco, Dávila, Vigón (jefe del estado mayor y principal estratega de Franco) y, por supuesto, Albert Kesselring, que ya habla un español fluido, todos aceptando los prudentes y fundamentados consejos de Nicolás Franco. El principal problema en Portugal va a ser encontrar funcionarios colaboracionistas. Nadie quiere a los españoles, así que se les ha de convencer mediante un adecuado despliegue de fuerza. Dávila tiene a sus órdenes quince divisiones españolas en territorio portugués, nada menos. Las dos divisiones italianas que ocupan el sur de Portugal se van, pero quedan las tres alemanas. En total, dieciocho divisiones para mantener bajo control un país de siete millones de habitantes. Lo más importante es que se tenga en cuenta que España está respaldada por Alemania.

   Pero Portugal es una nación que mira al mar, hacia el Atlántico, y los dueños del Atlántico son los británicos, los viejos aliados de la independencia portuguesa. Solo la derrota británica puede hacer que los portugueses pierdan la esperanza de recuperar su condición de nación soberana.

   Franco abandona Lisboa el 21 de diciembre de 1942, para pasar la Navidad en Madrid. Esa mañana le llega un telegrama de Hitler con una buena noticia: el ejército alemán, con la colaboración de la división española de montañeses navarros, ha logrado romper el cerco al 6 Armee en Stalingrado.

Ooo

  Los cambios de alianzas y territorios mostrados en este episodio son por el estilo de las negociaciones políticas del siglo XVIII, pero tampoco son demasiado diferentes a las componendas entre Hitler, Mussolini y Stalin entre 1938 y 1940. También existen documentos españoles de la época que muestran que muchos dirigentes españoles -el ministro Beigbeder, como mínimo- consideraron conveniente la independencia de Marruecos…, siempre y cuando los españoles pudiesen intervenir decisivamente para su propio interés en el país en teoría independiente. Lo principal para los españoles era desplazar a los franceses. Por otra parte, los movimientos nacionalistas ya existían en la zona, y a Hitler le interesaba ganarse su apoyo en la guerra. Por eso, la única posibilidad de favorecer a los pueblos musulmanes de lo que hoy se llama “Tercer Mundo” sin perjudicar los intereses de España, Francia e Italia era, evidentemente, despojar a los británicos de todas sus posesiones territoriales en África y poner éstas a disposición de los aliados “latinos” de Hitler como compensaciones. Por supuesto, hay que tener en cuenta que el concepto racial alemán (bastante flexible y oportunista) podría ser adoptado por los árabes, bereberes y turcomanos, de manera que los pueblos negros al sur del Sahara fuesen considerados racialmente indignos de adherirse a la fe musulmana. No hemos de olvidar que fueron los árabes quienes comenzaron la esclavización sistemática de los pueblos negros.

  Con esta operación, Hitler no solo compensaría a España por la pérdida (“momentánea”) de las islas Canarias, sino que incorporaría al Eje un ejército marroquí de al menos diez divisiones (cuya capacidad ya había sido demostrada como ejército colonial español y francés), unos cuantos miles de reclutas portugueses y bastantes más trabajadores semi-forzosos de la misma nacionalidad. Teniendo en cuenta que por esta época Hitler ya se habría resignado a que la guerra durase hasta 1944, este tipo de recursos podían serle muy útiles militar, económica y políticamente.

  Para los angloamericanos, tras sus campañas de octubre y noviembre de 1942, tocaría ahora, en esta historia, la reorganización para las siguientes empresas militares. Sabemos, en base a lo sucedido en la realidad, que el gran ejército anglonorteamericano que desembarcó en noviembre de 1942 en Marruecos y Argelia necesitó más de cuatro meses para volverse realmente fuerte contra los recursos de alemanes e italianos (no sucedería hasta marzo de 1943), que encajaron humillantes reveses y que necesitaron ese tiempo incluso para establecer su superioridad aeronaval (¡a pesar del desastre alemán de Stalingrado y la gran victoria británica en El Alamein!). Además, en la realidad los franceses lucharon con los aliados. En esta historia, no habrá derrota en Stalingrado, no habrá forma de cortar las líneas de suministro del Eje (el Mediterráneo está cerrado), los franceses (marroquíes) luchan del lado del Eje, hay soldados españoles además de italianos y, encima, los aliados parten de malas bases logísticas que necesitarán expandir mediante duro trabajo y periodos de tiempo más o menos largos. En lugar de los puertos de Argelia, con sus carreteras y ferrocarriles, ahora tendrán que partir del desierto del Sahara o del Sudán.

  En cualquier caso, la conquista de las islas Canarias será una victoria aliada que debilitará la posición española, pero el apoyo alemán se mantendrá a la espera de nuevas victorias del Eje. El tiempo correrá a favor de los dueños de los recursos económicos en explotación: los de las materias primas del Mar Negro y la economía mediterránea.

 De esto también se especuló en 1940, tras la victoria en Francia, pero por entonces Hitler aún mantenía abierta la posibilidad de llegar a un arreglo con los británicos y, además, la región mediterránea entraba dentro de la esfera italiana de intereses. En la situación que se describe en este episodio de la historia alternativa, sin embargo, eso ya no sería viable: los italianos dependerían de los alemanes. y los británicos de los norteamericanos. El acuerdo para un fin negociado de la guerra solo se alcanzaría con los norteamericanos y para ello sería preciso demostrarles que la victoria no iba a ser posible, y que los británicos tendrían que ser los grandes perdedores.

   En cierto sentido, lo acordado en Barcelona en esta ficción, en diciembre de 1942, sería el equivalente al acuerdo de la “rendición incondicional” alcanzado en Casablanca en enero de 1943 por los aliados en la realidad. Una declaración de que ya no habría paso atrás, y en la que se abandona toda idea de llegar a un pacto con los británicos en términos de igualdad, de forma parecida a como en la realidad los angloamericanos anunciaron que no pensaban negociar la paz (ni las condiciones de rendición) con el enemigo (posicionamiento que, sin embargo, se vio desmentido pocos meses después, en agosto y septiembre, cuando se abrieron negociaciones secretas para la rendición de Italia). En esta historia, Hitler concentraría su único esfuerzo de negociación con los Estados Unidos, y con la mirada puesta en las elecciones presidenciales norteamericanas de noviembre de 1944.

21 comentarios:

  1. Me sigue chirriando la anexión de Portugal: los alemanes podrían perfectamente haber presionado a Salazar con la amenaza de permitir a España la anexión de Portugal. Algo coherente con su política de palo y zanahoria realizada con sus aliados, amenazando a unos con apoyar a los otros

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  2. Es un planteamiento razonable. Pero yo juzgué que Portugal preferiría siempre el apoyo británico a un trato con el nada fiable Hitler. Si en la situación planteada de finales de 1942, los aliados parece que están tomando la iniciativa, entonces, los portugueses en general preferirían poner sus esperanzas en una victoria aliada. Por otra parte, para Hitler el aliado más valioso es España y la anexión podría ser explotada por Franco como un gran éxito que atenuaría el fracaso en Canarias.

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  3. Bien razonado.
    Otra cosa: lo de las guerrillas republicanas: incluso ganando los aliados, en España no hubo maquis ni en 1943 ni en 1944. Solo se inició ganada la guerra por unos aliados hostiles al régimen de Franco
    Bastante dudoso lo de las guerrilas republicanas. Franco ganó rotundamente una guerra, larga y sangrienta en un país pequeño, planteada como una guerra de exterminio por ambos bandos, muy en la línea de la posterior 2GM. Directamente no había casi nadie al otro lado para plantear ningún movimiento armado.
    Pero son detalles nimios y buscando mucho. Que hubiera o no guerrillas no sería determinante en ningún escenario bélico.
    Saludos

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  4. Bueno, sí hubo cierta actividad guerrillera -entonces parece que aún no los llamaban "maquis"- inmediatamente después de la derrota republicana en 1939, hubo quien no quiso rendirse y se subió al monte. Eran pocos, es cierto y, como bien dices, fue a partir de 1944 cuando, con la derrota del Eje a la vista, los republicanos hicieron un intento. En Yalta, sin embargo, parece ser que Stalin concedió a Churchill que Franco permaneciera en el poder (el premier parecía agradecido con que Franco hubiera salvado a Gibraltar).
    En el caso de las guerrillas portuguesas se me ocurrió que, igual que sucedió en Yugoslavia, las tropas del ejército no desarmadas establecieran alguna resistencia a la ocupación. Si hay una victoria aliada en las Canarias en noviembre de 1942 y si hay una anexión española es lógico que muchos esperasen animar a los aliados a intervenir. La guerrilla portuguesa alentaría asimismo alguna guerrilla española antifranquista.
    Pero, en efecto, los movimientos guerrilleros siempre dependían de lo que aconteciera en "la guerra real". Solo a medida que los nazis eran derrotados los voluntarios se animaban a hacerse guerrilleros. Por eso creo también, por ejemplo, que yugoslavos y griegos no iban a ser indiferentes al cierre del Mediterráneo y la actividad guerrillera en los Balcanes bajaría mucho en el curso alternativo de esta historia.

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  5. En el post "Índice sinóptico" (Página pricipal) Viriatox enumeró varias objeciones a diversos episodios de esta historia. Traslado aquí una de ellas que hace referencia a las aspiraciones imperiales españolas, particularmente en el norte de África.

    "dudo seriamente que existiese una Conferencia de Barcelona tal como lo planteas, pero aunque finalmente fuera asi, en ella es completamente seguro que Franco se negaria a no poder aprovechar la situación para anexionar directamente el protectorado español de Marruecos anterior a su entrada en la guerra más la zona internacional de Tanger. Después de todo, Franco hizo toda su carrera militar combatiendo en el protectorado, y solo accedió a conceder su independencia en 1956 cuando los franceses lo hicieron con tal de tratar de mantener Argelia y vengarse del apoyo español a las aspiraciones del sultán. Además, podría vender esa anexión aludiendo a que cada salida del Mediterraneo esta dominado exclusivamente por un país salvo el estrecho de Gibraltar (Egipto controla el Canal de Suez, Turquia controla los Dardanelos y el Bosforo, y España controlaria las dos orillas del estrecho de Gibraltar)."

    Nadie puede negar que las aspiraciones imperiales españolas del franquismo tenían una cierta fijación con el norte de África y por lo tanto es seguro que, si se produce una "Conferencia de Barcelona" como la que se relata en este post, Franco presentaría resistencia al posicionamiento nazi a favor del nacionalismo musulmán en general, y a la plena soberanía del reino de Marruecos en general.

    Sin embargo, como bien dices, Franco aceptó sin gran resistencia la independencia de Marruecos en 1956, mientras que los franceses combatían en Argelia contra el nacionalismo musulmán. Y como bien dices, la actitud de Franco estuvo determinada por condicionamientos de la comunidad internacional del momento. Franco no pudo retener Marruecos en 1956 si Francia y toda la comunidad de las Naciones Unidas tenía claro el principio de descolonización en lo que se refería a Marruecos. Y ni siquiera los franceses, que eran una potencia, pudieron mantener la supuesta excepción de Argelia.

    En la Conferencia de Barcelona, Franco encuentra que los nazis, en su necesidad de ganar la guerra -la crisis de Stalingrado les ha puesto muy tensos-, exigen la alianza de todos los pueblos musulmanes contra los enemigos rusos y británicos. Eso significa que todos los países árabes tendrán que ser plenamente independientes. España, entonces, no solo no ganará un imperio norteafricano, sino que incluso perderá su pequeño protectorado -incluida la "franja de Fez" que acaban de anexionar-. Pero hay enormes compensaciones, la principal de ellas, la anexión de Portugal y sus grandiosas colonias. Por eso creo que Franco no se hubiera resistido mucho, igual que no se resistió mucho en 1956 -entonces la compensación era el reconocimiento internacional de su régimen por las potencias occidentales en el contexto de la "guerra fría".
    (Sigue en el siguiente comentario...)

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  6. (Continuación del comentario anterior sobre la objeción de Viriatox a la actitud de Franco con respecto a Marruecos...)

    Luego haces otro señalamiento bien fundamentado: la cuestión del cierre del Mediterráneo. Consideras que sería una necesidad estratégica en que el control del Estrecho de Gibraltar dependiera de una sola nación.

    Yo creo que para las grandes potencias, lo fundamental no era tanto que el control de la posición estratégica lo tuviese una sola nación, como que esta nación fuera manejable por los intereses del resto de potencias. Por ejemplo, si se daba el control de los Dardanelos a Turquía, era por no dárselo a la URSS, una potencia demasiado peligrosa para los intereses de británicos, franceses o americanos. Por ejemplo, si se asignó el Protectorado del norte de Marruecos a España, fue porque los británicos no querían que Francia, una potencia importante, tuviese todo el control de Marruecos y con ello disputase el control efectivo que sobre el Estrecho ya ejercían los británicos desde la fortaleza de Gibraltar. Recuerdo igualmente una carta del ministro español Beigbeder, hacia 1940, en la que comentaba que no sería malo dar la "plena independencia" a Marruecos a condición de que fuese por el estilo de la "plena independencia" que tenía Egipto... que en realidad era manejado por los británicos.

    En mi opinión, a Hitler le parecería bien que el norte del Estrecho lo tuviese España y el sur el Reino de Marruecos. Alemania mantendría bases militares allí y contaría con el poder efectivo. Hay que tener en cuenta que Franco no tendría mucha autonomía para resistirse al poderosísimo Hitler: podía ser derrocado por militares monárquicos, por jóvenes oficiales pro-nazis y por una mezcla de ambos, siempre con el apoyo de Hitler. Además, Alemania abastece a España de materias primas y no sería viable pasarse a los aliados, que en estas fechas ya han reconocido a la República española.

    Con todo, reconozco que dado el envanecimiento y la megalomanía de los dictadores de esta época, Hitler tendría que negociar duramente con ellos. Y más si en ese momento está viviendo una crisis grave en el frente del Este. De hecho, he considerado que para los aliados su mejor esperanza sería que tantas ambiciones acabaran chocando...

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  7. Hola max crig.

    Releyendo tu genial historia alternativa me he dado cuenta de un error que creo bastante grave en el mapa del reparto de África de la conferencia de Barcelona.

    Dejando a un lado que continuo teniendo serias dudas sobre el abandono español del norte de Marruecos (sigo creyendo que Franco no cedería la soberanía del territorio que fue realmente protectorado español entre 1912 y 1956 más la zona internacional de Tanger, pues fue el territorio donde combatió personalmente hasta llegar a convertirse el general más joven de su época; después de todo, solo el panorama internacional de los años 1950 proclive a la descolonización y el temor a sufrir tanto la perdida del apoyo estadounidense recientemente obtenido en 1953 como la repetición de los graves disturbios sociales antimilitaristas de la Restauración ante una posible repetición de la guerra de guerrillas contra los indomitos rifeños le forzaron a entregarlo, pero en un contexto internacional proclive a posibles anexiones territoriales, Franco necesitaba algo claro y seguro, y lo de Portugal podía verse como algo demasiado arriesgado -pues la unificación peninsular solo se había logrado con los visigodos y con la Unión Ibérica de los Habsburgo, entre 1580 y 1640-, especialmente si los británicos apoyaban a los nacionalistas portugueses, y de paso a los nacionalistas catalanes y vascos; además de perder la posibilidad de obtener el Oranesado -donde gran parte de la población europea era española o tenía origen español-, pero si Hitler le aseguraba que el territorio al norte del rio Sebu y al norte y oeste del rio Muluya sería 100% español -que sería algo mayor del autentico protectorado español, pero haría que la antigua capital marroquí de Fez se convirtiera en una ciudad marroquí fronteriza, evitando el ultraje local si España se anexionase la antigua capital marroquí- probablemente entonces Franco aceptaría las presiones germanas para permitir la independencia del resto de Marruecos y una Argelia independiente -o la creación de un Gran Marruecos que incluyese Argelia, pues ante la anterior anexión francesa de Argelia sucedida en el siglo XIX, no existía la figura de un rey argelino que tuviera siquiera algo de poder en la zona- siempre que la nación o naciones independientes diesen ventajas económicas para los intereses españoles), veo algo rarísimo en dicho mapa: la posesión francesa sobre Botsuana, Lesoto, Malawi, Rodesia del sur (actual Zimbabue) y Suazilandia (también conocida como Esuatini desde 2018).

    Como no tienen salida al mar, es imposible que Francia mantenga tal colonización salvo por transporte aereo y sin la ayuda indispensable de las colonias vecinas de España y Alemania.

    También sucede lo mismo con el pequeño despojo del Congo belga que mantendría un hipotético estado belga independiente, pero como éste sería un protectorado aleman en Europa, sería logico que su acceso terrestre solo fuera a traves de las colonias alemanas de Tanganica y Katanga, además de por la ampliación del Congo francés.

    Personalmente, creo que por las razones anteriormente expuestas, Francia no debería colonizar esos territorios. Lesoto y Suazilandia (y quizás Botsuana) deberían ser destinados para la Sudáfrica independiente y republicana que seguramente se convertiría en una especie de protectorado alemán (quizás convertir esas colonias en los principales nucleos de población negra para el futuro apartheid), mientras que Malawi y Rodesia del Sur deberían ser entregadas a España, pues facilitarian mejor la conexión entre Angola y Mozambique que existe en el mapa a través de Rodesia del Norte (actual Zambia). Botsuana podría ser o una ampliación sudafricana, como he dicho antes, o una ampliación de la colonia alemana de Namibia.

    ¿Qué te parece?

    Saludos

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    1. PD: Se me pasó por alto otro detalle del que discrepó: la unificación ibérica.

      Mientras que en la España de Franco, el Caudillo reunia en su persona tanto la jefatura de Estado como la presidencia del gobierno, en el Estado Novo portugués no era asi, pues en esos años el presidente era el general Oscar de Fragoso Carmona, mientras que el primer ministro era Antonio de Oliveira Salazar (ten en cuenta que en los nombres portugueses, primero se pone el apellido materno y luego el paterno, pero a pesar de ese orden el apellido importante sigue siendo el paterno; por eso se les conoce como Oscar Carmona y Antonio Salazar).

      Es cierto, que en el Estado Novo el hombre fuerte era el economista Salazar, pero en vista de que Carmona era un respetado general y comandante en jefe de las fuerzas armadas portuguesas, Franco podría haber realizado las siguientes propuestas:

      - el general Carmona (nacido en 1869, es presidente de Portugal desde julio de 1926, al ser uno de los lideres de la Revolución Nacional -que es como se llamó al golpe militar que derrocó a la Primera República Portuguesa el 28/05/1926- y posteriormente derrocar a los primeros lideres de dicho golpe militar a las pocas semanas, pues éstos solo pretendían estabilizar la república, mientras que Carmona y sus aliados pretendían instaurar un nuevo régimen superador de la inestable república) podría pasar a ser un simbólico jefe de Estado, siendo Franco el verdadero hombre fuerte del país al ser el Caudillo y presidente del gobierno (como Mussolini, que era el Duce de Italia y presidente del gobierno, pero el jefe del Estado era el rey Victor Manuel III), mientras que Salazar (nacido en 1889 -siendo 3 años mayor que el propio Franco-, era un joven catedrático de economia que fue nombrado ministro de Hacienda en 06/1926 por las nuevas autoridades, pero dimitió a los 13 días cuando éstas incumplieron su promesa de dejarle libertad total para hacer su política económica; sin embargo, ante la crítica situación presupuestaria de 1928, volvió al ministerio cuando los militares le aseguraron que cumplirían sus exigencias de recortes presupuestarios, y a raíz de su buena gestión económica -eludiendo el crack de 1929- empezó a ser visto públicamente como el salvador de la patria, llegando a ser primero el hombre fuerte dentro del gobierno, luego el primer ministro nombrado por Carmona en 05/1932, y en 1933 aprobaría la nueva Constitución que instauraría el Estado Novo portugués) podría ocupar la vacante vicepresidencia del gobierno (durante el primer gobierno de Franco -que duró desde el 30/01/1938 hasta el 09/08/1939-, el entonces ministro de Exteriores, el general Francisco Gómez-Jordana Sousa, era también vicepresidente del gobierno, pues como Franco estaba ocupado con la planificación de las operaciones militares de la Guerra Civil, delegó en Gómez-Jordana la gestión administrativa; de hecho, fue el único vicepresidente de Franco hasta que él restauró el cargo en 1962 con el general Agustin Muñoz Grandes, que sería sucedido en 1967 por el almirante Luis Carrero Blanco hasta 1973, cuando Franco dejó la presidencia al propio Carrero en base a la Ley Orgánica del Estado -aprobada en referendum en 12/1966, entrando en vigor en 01/1967-, que permitía separar los cargos de Jefe del Estado y de Presidente del Gobierno).

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    2. - la posibilidad que tu has expuesto, pero al reves: Franco sería el jefe de Estado (porque así también sería el comandante en jefe de las fuerzas armadas españolas) y Salazar sería el presidente de gobierno, pero en teoria, porque tendría a un vicepresidente que sería el autentico jefe de gobierno (¿quizás el cuñadisimo Ramón Serrano Suñer, un militar de total fidelidad a Franco, como quizás el general Vigón; o el hermanísimo Nicolás Franco para apoyarse en la relación habida desde 02/1938, cuando Nicolás fue nombrado embajador en Lisboa por su hermano?) que controlaría al portugués Salazar, mientras que Franco, aglutinaria ciertas atribuciones importantes propias del cargo de presidente del gobierno para si mismo.

      - en caso de que tanto Carmona como Salazar se negasen, podría pasar como sucede en tu ucronia, o se les podría "convencer" mediante amenazas de una intervención directa alemana recordando lo que le sucedió a Yugoslavia, y que si ellos no quieren entrar realmente en el gobierno, podrían fingir de cara al público que estan colaborando con el nuevo regimen español aunque en realidad no tuviesen nada bajo su competencia, y así salvar muchas vidas portuguesas, además de engatusarles con darles salida provechosas tras el final de la guerra ¿quizás con ayuda del millonario Juan March (por cierto, como sería el papel de March en esta España aliada con el Eje, porque si no recuerdo mal, colaboró con los servicios de inteligencia británicos al ser el contacto para los supuestos sobornos a generales españoles para convencer a Franco de que se mantuviera neutral, pero también tenía buenos contactos con la Abwehr del almirante Canaris, por lo que quizás en realidad fuese un agente doble haciendo un juego de equilibrios para sacar siempre el mayor provecho para si mismo?

      Mientras tanto, el hermanisimo Nicolas Franco no se quedaría sin trabajo. En el caso probable de que no llegase a ser el vicepresidente de Salazar, probablemente sería el nuevo gobernador civil de la nueva provincia de Lisboa, al ser la autoridad española que llevaba más tiempo en Lisboa (las nuevas provincias españolas procedentes de Portugal podrían basarse en las 11 nuevas provincias portuguesas que el Estado Novo estableció tras la reforma administrativa de 1936. https://es.wikipedia.org/wiki/Organizaci%C3%B3n_territorial_de_Portugal#Provincias )

      ¿Qué te parece?

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    3. Respondo primero a lo que calificas como algo "rarísimo", que es la cesión que en esta historia se hace de territorios del sur de África a Francia en lugar de a la República Sudafricana. Tu planteamiento tiene lógica, pues los sudafricanos serían los más interesados en ampliar su territorio, pero mi punto de vista es que, si bien Hitler simpatizaría con los afrikaner, políticamente no simpatizaría tanto con el gobierno sudafricano que, al fin y al cabo, a finales de 1942 estaría en guerra contra el III Reich. A mí me parece lógico que, por diversas razones estratégicas, los sudafricanos (que en 1939 intentaron quedar neutrales, pero que no pudieron por presión británica) solo cambiarían de bando al final del todo, por lo que los nazis no tendrían mucho que agradecerles. Por otra parte, los territorios del sur de África eran considerados especialmente aptos para la colonización -debido sobre todo al tema de las enfermedades, en comparación con África central- y los nazis tendrían que compensar a los franceses por la pérdida, sobre todo, de Argelia. El que algunos territorios quedasen sin salida al mar no sería especialmente grave, pues toda África se encontraría, de todas formas, bajo control estratégico nazi.

      Francia seguiría siendo la gran potencia colonial africana, entre otras cosas porque dispondría de los medios industriales para ello y una larga tradición. Además, Francia perdería Indochina inevitablemente porque quedaría dentro del ámbito "oceánico" norteamericano. En mi historia considero que China quedaría como fuerza aliada vencedora en Asia -excepto en las zonas limítrofes del "cordón sanitario" en torno a Siberia-, la Unión India sería también enclave aliado y solo los estados musulmanes estarían bajo protección nazi. Todo lo demás, entonces, quedaría bajo control chino-norteamericano. Por tanto, Francia requeriría más compensaciones coloniales.

      Recuerdo que Hitler y Mussolini una vez comentaron desdeñosamente la capacidad de una nación tan débil como España para aspirar a grandes colonias en Ultramar. En esta historia, las concesiones a España son realmente grandiosas (Portugal y sus colonias, Camerún y Rhodesia del norte) considerando el estatus español de la época. Sin embargo, el sacrificio de las islas Canarias en este momento (finales 1942 ATL) habría requerido una compensación.

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  8. Voy a responder ahora a las sugerencias que hace Viriatox sobre Portugal. Ciertamente, se me pasó desapercibido el papel del general Carmona como garante del "Estado Novo" portugués como jefe de las Fuerzas Armadas. Y, por tanto, cuando en esta historia Franco haga un intento de realizar una unificación peninsular más o menos "acordada", tendría también que ofertarle a él una de las más altas jerarquías del Estado. Pero, en cualquier caso, el resultado sería el mismo: el poder efectivo -militar y policial- lo tendrían los españoles.

    En este asunto, como en todo lo demás, lo que pesan son los intereses geopolíticos del III Reich. Portugal es un estado históricamente vinculado a Gran Bretaña, por lo tanto su desaparición interesa a Hitler. En cuanto a los portugueses, el único camino que les queda es la resignación, a diferencia de los austriacos en el Anschluss de Hitler, para el cual había partidarios. Ahora bien, a finales de 1942 ATL los aliados han capturado las Canarias y los soviéticos resisten en Stalingrado y el Cáucaso. Por lo tanto, los portugueses no tienen por qué resignarse, ni Salazar ni el más humilde patriota portugués. La única opción, por tanto, es la ocupación militar española con el apoyo de Alemania.

    También creo que me he equivocado al escribir alegremente que "Nicolás Franco se queda sin trabajo". No habría que dar la impresión de que era prescindible un colaborador del Régimen franquista tan valioso como Nicolás que era, además, un experto en la situación portuguesa. ¿Qué cargo público se le daría? Con el nombre que se le quiera dar, Nicolás Franco sería el "gobernador de Portugal" y su principal trabajo sería tratar de poner al servicio de los intereses de España las instituciones y administración civiles portuguesas. Básicamente, reclutaría colaboracionistas portugueses que apostasen por el triunfo del Eje en la guerra. Voy a añadir eso ahora.

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    1. Gracias por contestar tan rápido, max crig.

      Sobre lo que mencionas, creo que deberías tener en cuenta a Francisco Rolão Preto, lider del movimiento nacionalsindicalista portugués (o los camizas azules, como se les conocía en Portugal).

      Rolão Preto y su movimiento político querían establecer un autentico regimen fascista en Portugal basado principalmente en la Falange Española, del que se apropió de numerosos elementos (como las camisas azules o llamarse nacionalsindicalista) aunque obviamente discrepaban porque los nacionalsindicalistas portugueses veían a Galicia como parte del Portugal continental.

      Al principio Salazar permitió cierta libertad a este movimiento surgido en 1932, incluyendo permitir la celebración de un Congreso Nacional en noviembre de 1933, aparentemente con el fin de que este declarase su adhesión a la reciente Unión Nacional que Salazar acababa de crear para unir a las distintas tendencias políticas que apoyaban su recientemente instaurado Estado Novo (en el momento de dicho Congreso, los nacionalsindicalistas tenían unos 25.000 miembros, unos 5.000 más que la propia Unión Nacional salazarista), siempre que los nacionalsindicalistas abandonasen su abierto sindicalismo (Salazar era un tradicionalista que aborrecía de la modernidad; es conocida la anecdota de que cuando la Peugeot le ofreció construir una fábrica en su pueblo natal, él lo rechazó de plano para mantenerlo como era desde que él era un niño, un pequeño y tranquilo pueblo de campesinos). Alrededor de la mitad de los nacionalsindicalistas aceptaron la oferta de integración de Salazar, pero la otra mitad liderada por Rolão Preto se negó en rotundo, por lo que pasaron a ser objetivo de la PIDE (la policia política) salazarista, como hacía con los marxistas y los anarquistas.

      Desde entonces, Rolão Preto y Salazar fueron enemigos irreconciliables. De hecho, Rolão Preto, desde su exilio español (entre otros sitios, el propio Jose Antonio Primo de Rivera le alojó en su casa madrileña), conspiró contra Salazar, siendo su intento más serio la fallida sublevación del 10/09/1935. Ante el fracaso, Salazar reprimió completamente el movimiento, mientras Rolão Preto y sus colaboradores más cercanos se volvieron a exiliar a España, donde meses después lucharian en el bando nacional durante la Guerra Civil española.

      Durante la Segunda Guerra Mundial, defendía a los regimenes fascistas como la Italia de Mussolini y la Alemania de Hitler mientras atacaba a los regimenes, como el de Salazar, que solo acogian pequeños simbolos comésticos del fascismo.

      No obstante, tras la derrota del Eje, abjuró de esos regimenes fascistas (defendía que esos fascismos -y concretamente el nazismo- habían sido victimas de sus compromisos político-sociales con los burgueses, traicionando las esperanzas revolucionarias que habían surgido con su nacimiento) y se unió a movimientos antisalazaristas de corte democrático, colaborando en las candidaturas presidenciales de los generales que estuvieron dispuestos a presentarse contra el candidato promovido por Salazar.

      Quizás algunos de esos nacionalsindicalistas serían los mejores colaboracionistas posibles, alegando que Lisboa podría ser la capital de la nueva España tras la SGM que Franco era gallego (que para ellos, Galicia era Portugal), que el portugués sería respetado absolutamente (durante los últimos años del franquismo, por ley se daba una hora en catalan al día, por lo que se daban 5 horas semanales; en la actualidad la Generalitat hace todo lo posible para que no haya ni 2 horas semanales en castellano) y que Portugal, al estar dentro de España, podría tener al fin un regimen nacionalsindicalista.

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    2. Me ha gustado mucho tu aportación sobre Rolao Preto, personaje histórico del que nada sabía y del que he hecho ya una pequeña exploración en Google, donde he encontrado un libro del profesor Costa Pinto sobre el fascismo portugués más o menos conflictivo con el salazarismo. Rolao Preto disponía de un movimiento y seguidores, y era bien conocido por los fascistas españoles. Puesto que durante su vida parece que experimentó ciertos cambios políticos de índole oportunista (el "integralismo", que a mí me parece algo parecido al carlismo español, y después parece que apoyó la democracia...), podría ser captado por los agentes españoles (el mismo Nicolás Franco, claro). A medida que a lo largo de 1943 pareciera evidente que el Eje iba a ganar la guerra, este hombre y sus seguidores podían optar por "resignarse" a colaborar con España -lo que les aportaría grandes beneficios políticos... y personales. Políticos de importancia, como Pierre Laval, en Francia y Wang Jingwei, en China tomaron esa opción. Los nazis también podrían intrigar para que esta organización fascista portuguesa cobrase cierta solidez... como medio añadido para presionar a Franco en caso de disputas.

      De la misma forma que Falange y Requetés se integraron en el Movimiento Nacional, así podría suceder con el Nacional-Sindicalismo de Rolao Preto. Estaría bueno: Falange Española Tradicionalista y de las JONS Nacional Sindicalista... Los pobres niños ya lo pasaban mal aprendiendo la "Formación de Espíritu Nacional"... la nueva retahila solo añadiría un poco más de sufrimiento, jaja... Es plausible. Si te parece bien lo añado a la historia, a mí me gusta.

      Y si descubres algo más, siempre se puede corregir...

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    3. Es un tipo curioso, aunque no creo que apoyase esos movimientos democráticos porque fueran democráticos sino porque derrocarían a su histórico enemigo Salazar. Después de todo, su crítica al fascismo perdedor de la SGM no fue por ser antidemocrático sino porque había abandonado su aspecto revolucionario al pactar con la burguesia, por lo que se acercaría al nazismo más izquierdista de los hermanos Strasser y las SA de Ernst Röhm, al fascismo italiano de la República de Saló -en la que Mussolini solo tenía que rendir cuentas a los alemanes, no a la monarquía, la aristocracia o la burguesia italianas-, o al pensamiento falangista de Jose Antonio, al que conoció personalmente).

      Por cierto, no creo que hiciera falta en absoluto añadir nacional-sindicalista al nombre original del partido FET y las JONS porque ya lo tenía (Falange Española Tradicionalista y de las Juntas de Ofensiva Nacional-Sindicalista). No obstante, la anexión de Portugal sería un buen momento para cambiarle oficialmente el nombre a Movimiento Nacional (que legalmente nunca ocurrió, quedando como el nombre oficioso del partido y demás infraestructura político-administrativa de la dictadura franquista), para enfatizar la nueva España, y para ello debía absorber lo que pudiera de la Unión Nacional portuguesa (que políticamente hablando se parecía más a la Unión Patriotica del general Primo de Rivera que al Movimiento Nacional franquista), principalmente sus infraestructuras.

      PD: Varios datos a tener en cuenta. Buscando información sobre este asunto, me he encontrado con una curiosa información al respecto. El título de la tesina de Franco en la Academia de Infanteria de Toledo (Franco fue cadete entre 1907 y 1910): Como invadir Portugal en 28 días.

      PD2: Aparte de la capacidad militar que pudiera ofrecer España con sus hombres (el propio Hitler afirmó su buen papel en la División Azul -de hecho, gracias a la victoria de ésta en la batalla de Krasny Bor, el asedio de Leningrado duró un año más-, como el hecho de que no se podía entrar en España sin permiso de los españoles -cuando le sugerieron invadir España ante las evasivas de Franco a entrar en la guerra-, recordando lo ocurrido con la invasión napoleonica), la industria española estaba severamente dañada por la Guerra Civil. Sin embargo, creo que Franco y (sobretodo) los alemanes se interesarían mucho por reforzar una empresa española en concreto: la Hispano-Suiza. No solo por su ámbito automovilistico, sino por su prestigio al fabricar motores de aviación (considerados los mejores que se usaron en la Primera Guerra Mundial, y en la Segunda Guerra Mundial continuó fabricando motores de aviación y también cañones automáticos)...

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    4. Miguel Mateu, el dueño de la Hispano-Suiza (junto al ingenierio suizo Marc Birkigt, que era el genio dentro de la compañia) fue uno de los principales aliados burgueses de Franco durante la Guerra Civil (de hecho, fue el primer alcalde franquista de Barcelona -desde su toma en enero de 1939 hasta abril de 1945- y presidente de La Caixa desde 1940 hasta su muerte en 1972), pero su cercanía con Franco no le repercutió beneficios a la Hispano-Suiza (en 1946, cuando el modelo autarquico se imponía, el INI presidido por Juan Antonio Suanzes la nacionalizó, forzando una venta muy por debajo de su precio real, creando ENASA; no obstante, para la motorización del país, el INI decidió pedirselo a la FIAT italiana, creandose la SEAT, mientras ENASA se dedicaba a fabricar camiones). Además, Franco y Mateu podrian convencer a los alemanes de que presionaran a los franceses para fusionar las distintas filiales bajo control de la española, expulsando a los franceses hasta dejarles un porcentaje anecdotico (en los años 1920, el estado francés inició un proceso para que las fabricas francesas de la compañia pasasen a una empresa francesa; tras un laudo suizo, todas las partes aceptaron dividir la empresa en filiales, manteniendo los accionariados originales, pero el estado francés aprovechaba cualquier ampliación de capital para que en el futuro hubiera mayoria de capital frances; en 1946 se nacionalizó la filial francesa).

      https://www.elconfidencial.com/cultura/2020-02-01/hispano-suiza-motores-coches-lujo-automocion-744_2427587/

      Por otra parte, en vista de que el Mediterraneo es un lago del Eje, los alemanes podrían querer aprovechar el pasado industrial de cierta zona española pero que estaba decayendo con respecto a Cataluña, el País Vasco y Asturias, como alternativa a dichas regiones porque éstas estaban más cerca del radio de acción de los bombarderos aliados. Me refiero a Málaga. Es verdad que esta cerca del estrecho, pero podría pasar más inadvertida como objetivo británico ante Cádiz, Lisboa, Bilbao y Barcelona.

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    5. En el capítulo 42 menciono el desarrollo necesario, especialmente en la primavera y verano de 1944, de las industrias de automoción de Europa, sobre todo con vistas a las conquistas de los continentes de Asia y África, y menciono Barcelona entre los grandes centros industriales movilizados. En cuanto a Málaga, es verdad que está más lejos de los aeródromos del bombardeo estratégico aliado, pero los aliados también estarían en la isla de Madeira que utilizarían también con el mismo fin.

      Qué duda cabe que una guerra es una gran oportunidad para las industrias del motor y que el uso del Mediterráneo como vía de transporte favorecería en general a todas las ciudades del sur.

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    6. He incluido el nombre de Rolao Preto en dos capítulos. Por supuesto, en el 14 ("Hitler en Barcelona") y también en el 34 ("Japón ataca a Rusia"). En el segundo caso, en los párrafos que mencionan la iniciativa española de recuperar las islas Canarias en el verano de 1944. Una decisión que puede parecer discutible, pero que yo creo necesaria dado el gusto por el riesgo de Hitler y su confianza en la superioridad táctica de los soldados nazis. Aquí se resalta la consolidación del régimen Franco paralela a los éxitos militares del Eje y que, gracias a estos éxitos, Franco consigue algunos colaboracionistas portugueses de peso, haciendo a Preto, por ejemplo, ministro no sé ahora mismo de qué...

      Me divierto pensando en qué fórmula tomaría el "Movimiento Nacional". Veamos "Falange Española Tradicionalista de las JONS y del nacional-sindicalismo de Portugal". De ese modo Preto y su movimiento -remendado, recompuesto y reutilizado- tendrían su lugar, aunque no creo que "nuestro" Preto "alternativo" tuviese nunca la relevancia de un Salazar -al que Franco sí habría respetado como estadista- sino que sería más bien un Quisling. Con los nazis ganando la guerra, por ejemplo, Franco no hubiera tenido porqué nombrar a un portugués jefe de Estado o de Gobierno, ni pasar la capital de Madrid a Lisboa, ni cambiar la bandera de España...

      Pero para todo eso, de momento, no veo espacio donde meterlo en esta historia que ya es de por sí muy larga y pormenorizada...

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    7. Otro dato que creo que se debería tener más en cuenta es la línea temporal de la unificación. Lo que quiero decir es que, con un proceso similar (pero más natural) como fue el Anschluss, este duró semanas (la crisis nazi asolo a la Austria independiente con el fantasma de una guerra civil desde el asesinato de Dollfuss ocurrido el 25/07/1934 por nazis austriacos en un golpe fallido hasta el plebiscito del 10/04/1938, con numerosos atentados terroristas -en esos casi 4 años, los atentados nazis mataron a unas 800 personas- pero la última etapa de la crisis comenzó desde la reunión del 12/02/1938 entre Hitler y el canciller austriaco Schuschnigg en el Nido del Aguila hasta el mencionado plebiscito, distorsionado tanto por la previa invasión “pacífica” del 12/03/1938 como al hecho de que no era una votación secreta -el votante debía rellenar la papeleta delante de oficiales de las SS, que después ellos recogerian en sus manos para meterla en la urna-). No fue una anexión de un día para otro ni por sorpresa.

      A lo que me refiero es que, quizás, desde la invasión de Portugal (13-14 de julio de 1942), aunque Franco y Hitler prometen públicamente mantener la independencia de Portugal, usando el ejemplo de Dinamarca, la Falange y los nacional-sindicalistas de Rolao Preto (alentados probablemente por algunos oficiales nazis enviados en la invasión, que conocían la histórica alianza anglo-portuguesa contra España, recordando que la invasión napoleónica de la peninsula se debió originalmente a que Portugal se negó a seguir las directrices francesas de establecer su bloqueo continental a Gran Bretaña, pero luego Napoleón codició la peninsula para uno de sus hermanos mientras él anexionaría Cataluña a su Imperio francés) podrían haber establecido contactos directos para colaborar durante la invasión (seguramente desde que Franco remodelase su gobierno tras decidir entrar en la guerra junto al Eje -24/04/1942- o incluso antes, ya había contactos secretos para ello o para que Franco apoyase otro golpe de Rolao Preto contra Salazar para colocar a Portugal con un gobierno más proclive al Eje que Salazar, que estaría más subordinado a la España de Franco), en los que los falangistas sondearían a sus socios portugueses que tal verían una posible unificación peninsular al estilo del Anschluss, sobre todo si les prometian el respeto al portugués (entre los falangistas siempre hubo una importante facción defensora de las lenguas regionales como el catalan, el gallego y el vascuence, alegando que también eran lenguas españolas como el castellano y que no debían de abandonarlas a manos de los separatistas, que tratarían de apropiarselas para combatir la unidad nacional española) y la posibilidad de que Lisboa pasase a ser la capital de la nueva España.

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    8. También está el hecho de las fechas. Por un lado creo que para una mayor legitimación de la anexión, a Franco le hace falta un plebiscito (manipulado obviamente) donde los portugueses "apoyarían" la anexión, al estilo del Anschluss. Esto quizas habría provocado un periodo de transición (que sería lo que se anunciase públicamente tras el Tratado de Barcelona, quedando lo de la anexión decidida como una especie de clausula secreta como las que hubo con el Pacto Molotov-Ribbentrop de 1939 sobre el reparto de Euroopa oriental), que duraría unos meses para que los nacional-sindicalistas de Rolao Preto y otros colaboracionistas oportunistas pudieran comunicar a sus compatriotas los beneficios y ventajas de la unificación con la España del gallego (al que algunos incluso podrían llamar luso, incluso comparandolo con el austriaco Hitler que logró gobernar Alemania antes que su Austria natal) Francisco Franco Bahamonde (quien sabe, quizás dicho plebiscito tuviera lugar o diese efectos plenos para hacerlo coincidir el próximo 1 de abril -4º aniversario de la victoria franquista- o el 18 de julio -7º aniversario del Alzamiento Nacional-, como muy tarde, y alguna de esas fechas también tuviera significado españolista para Portugal -además de aprovechar las resonantes victorias del Eje en Stalingrado y Gibraltar-; y para tratar de conseguir una mayor aceptación tanto interna como externa incluso se podría permitir hacer cierta campaña contra el No, por parte del salazarismo que aceptase la invasión del Eje pero no la anexión -seguramente apoyado por los italianos que no querrían ver a España demasiado fortalecida, porque le podría hacer suficiente sombra como para pretender competir con Italia por ser el principal aliado de Hitler en Europa-; después de todo, solo hacía falta manipular encuestas que se publicaban en periodicos con censura previa de los ocupantes españoles -mostrando un progresivo apoyo a la propuesta unificadora- y luego manipularlo, ya fuese con una pregunta tendenciosa -como quizás "¿quiere apoyar la unificación peninsular en una Nación única, grande y libre, o quiere mantener la división peninsular financiada y defendida históricamente por los británicos para debilitarnos y humillarnos constantemente, antes con su últimatum de 1890 y ahora con la traicionera ocupación pirata de nuestras islas de Azores, Cabo Verde y Madeira y las provincias de Ultramar?" y/o venderlo también como una unificación temporal a la espera de refrendarlo con un segundo referendum celebrado tras la guerra- las actas electorales del plebiscito de una forma "realista", hasta llegar quizás al 70/80% por el Si, a diferencia del 99.71% del Anschluss). Además, el iberismo ya calaba en algunas organizaciones opositoras como la CNT-FAI, así que quizás los servicios de información del Eje podría hacer parecer que incluso estas organizaciones defendían la unificación, porque su autentica oposición era quien lideraria la nueva nación.

      En cuanto a fechas concretas, en caso de que no hubiera plebiscito ni periodo de transición, personalmente hubiese sido perfecto que el día de la anexión fuese el 8 de diciembre, en vista de que ya tiene un significado especial para ambos países (es el día de la Inmaculada Concepción, patrona de España, de Portugal y de la infanteria española; esto último en base al Milagro de Empel), aunque también hubiese estado bien el 15 de diciembre (en 1640 Juan de Braganza fue coronado Juan IV de Portugal por los independentistas que se rebelaron contra Felipe IV el 1 de diciembre de ese año) o el día de Navidad.

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    9. Me parece razonable la idea de un periodo de transición entre la postura del Eje inicial de respetar la soberanía de Portugal -como hicieron los nazis con Dinamarca- y la simple anexión que yo pongo en la fecha del 16 de diciembre de 1942 en la historia alternativa.

      Dicho esto, entiendo sin embargo que la cumbre de Barcelona, que tiene lugar después de que los angloamericanos hayan conquistado las Canarias y cuando en Stalingrado los del Eje se enfrentan a una inesperada y poderosa contraofensiva soviética, tiene carácter de urgencia y supone la adopción de medidas drásticas de tipo estratégico. Lo esencial es obtener de España, Francia e Italia su respaldo a la "liberación" de las naciones magrebíes en particular y musulmanas en general, simplemente porque pueden aportar buena infantería de montaña. Para que Franco acepte perder todo el protectorado de Marruecos (¡en lugar de acrecentarlo!) hay que ofrecerle una poderosa compensación.

      Por otra parte, los agentes nazis ya se habrán dado cuenta a esas alturas de que jamás van a obtener respaldo político portugués. La alianza anglo-portuguesa está en el ADN de la misma existencia de Portugal como nación. Que "nuestro héroe", el señor Preto -u otro por el estilo- decida oportunistamente jugar a ser el Quisling de Portugal es aceptable, pero cualquier comparación con los nazis anexionistas de Austria equivale a una caricatura.

      La "españolización" de Portugal solo puede llegar desde la fuerza. Pero eso es acorde con lo sucedido durante la segunda guerra mundial en muchas naciones que fueron ocupadas, como Noruega, Serbia o Grecia. Recordemos, por otra parte, que hubo otras naciones, como Chequia o Polonia a los que ni siquiera se les consintió tener sus "Quisling".

      Lo del referendum, por otra parte, es buena idea. Pero solo a partir del verano de 1943, cuando la mayoría de los portugueses, a la vista de las grandes victorias militares del Eje (sobre todo la conquista del Cáucaso, Damasco y Jerusalén), ya estarían resignados a vivir "dentro de la tripa del monstruo".

      Imagino que sería algo así como votar una "Ley Fundamental Orgánica" en la que Portugal figuraría como una parte del Estado español con ciertas instituciones especiales. Lo esencial sería que se enseñará el español en los colegios portugueses (el portugués seguiría siendo oficial, claro), el Ejército sería el español, la bandera sería la española (quizá la portuguesa podía ondear junto a la de Falange y la cruz de Borgoña en los edificios oficiales de Zaragoza, Almería o Alicante) y los ministros colaboracionistas como Preto harían alarde de españolidad... que, supuestamente, nunca iría en detrimento de su condición de portugueses.

      Después de 1580, los portugueses hubieron de esperar hasta 1640 para volver a ser independientes. Para entonces apenas quedaba nadie vivo que recordase no haber sido súbdito del rey de España (de los Reinos de España...). Como dicen los portugueses: de España ni buen viento ni buen casamiento.

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  9. PD: Sobre el general Carmona, se dice que con tal de que él fuera el simbólico mandamas, el resto le daba igual. Prueba de ello podría ser el hecho de que parece que estaba dispuesto a apoyar un fallido golpe militar contra Salazar en 1947 si los golpistas le permitían acabar su mandato presidencial en 1949, como establecía el Estado Novo (mandatos presidenciales de 7 años), pero Salazar le convenció de seguir apoyandolo tras nombrarlo Mariscal (y luego Salazar volvió a proponerlo candidato presidencial en 1949, ostentanto el cargo hasta su muerte en 1951).

    No sería extraño que una persona como él si aceptase una oferta de Franco si le dejaban ser el primer jefe de Estado en más de 3 siglos que tenía toda la península bajo su dominio (aunque el control efectivo y real fuese para su nuevo jefe de gobierno: el Caudillo), y si se decía públicamente que Lisboa pasaría a ser la capital de la nueva España (aunque alegando motivos militares, el gobierno y demás instituciones salvo el jefe de Estado siguieran estando en Madrid, al menos hasta la conclusión de la SGM).

    El único pero que le podría poner a esta posibilidad sería que Franco no olvidaría jamas que Carmonia tenía un pasado como masón, aunque en 1935 aceptó firmar (no sin cierta reticencia) la prohibición salazarista de la masoneria. No obstante, varios altos oficiales del Alzamiento Nacional eran masones (como Queipo de Llano, Cabanellas e incluso su propio y rebelde hermano Ramon, que murió en una misión aerea en octubre de 1938).

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